Madrid, 26 feb (EFE).- «Treinta violaciones en solo dos meses», alerta la obra de Regina José Galindo en el estand de la galería Prometeo. La imagen rescata un recorte de prensa y, junto a otras muchas creaciones, hace de esta edición de ARCO un altavoz de la nueva ola feminista y de la denuncia de la violencia machista.
ARCO, que abrió este miércoles sus puertas, ha visto cómo la presencia de mujeres sube, respecto a 2019, del 25% al 32% del total de artistas. También lo hace la temática que denuncia la violencia contra las mujeres y reflexiona sobre contenidos de corte feministas.
El crecimiento del número de artistas es positivo, según dijo hoy la directora de la feria, Maribel López: «No es un crecimientto como para decir que está todo resuelto, pero sí es una buena noticia».
Entre las propuestas de más de mil artistas repartidos en más de doscientas galerías de treinta países, se encuentra la de Regina José Galindo. Creó una de las piezas que más están dando que hablar en esta edición, un recorte de periódico que alerta: «Treinta violaciones en solo dos meses».
El titular que recoge Galindo, a pesar de ser antiguo, sigue vigente en la realidad de las mujeres y le vale para continuar denunciando la situación inviable que viven en concreto en su país, Guatemala. Una denuncia que complementan otras dos de sus obras («Raíces» y «Exhalación»), también expuestas en el espacio de la galería Prometeo.
Por su parte, la galería Fernández-Braso declara tener un «compromiso con las mujeres», cada vez más presentes entre sus artistas y que llegan a ARCO con las obras de Carmen Calvo e Isabel Villar.
«La magia» de Calvo no pasa inadvertida entre el público por la crudeza con la que se exhibe: una cabeza de mujer, adornada con un antifaz como seña de identidad de la artista, se presenta en una bandeja, sobre libros y una elegante tela.
Es una vuelta de tuerca a la «Salomé» de Tiziano, así como una denuncia de la intolerancia de quienes serían capaces de decapitar a otros con ideas diferentes.
Las obras de Villar, en cambio, retratan a la mujer en su más pura naturalidad, desnuda, libre y con la sola compañía de la vegetación de los jardines por los que pasea.
Las reivindicaciones por la igualdad de género son un leitmotiv en la obra de muchos artistas, tanto de mujeres como de hombres, que, cada vez más, se suman a la lucha incansable de las artistas por ocupar espacios y por que sus mensajes se hagan oír.
Prueba de ello es otra de las piezas más llamativas de la edición, firmada por el chileno Fernando Prats y expuesta en el estand de Joan Prats.
Se trata de unas banderas de su país grafiteadas con el lema «El violador eres tú». Acompañando, una pantalla proyecta imágenes sobrecogedoras de un grupo inmenso de mujeres unidas en el canto de «Un violador en tu camino», que ya se convirtió en himno global del feminismo contra la violencia sexual hacia las mujeres.
Y es que no solo son mujeres, también hay hombres que abordan este tema. En el caso de Feliciano Centurión, su obra «Mi sangre limpia su memoria» parece unirse, contextualizar y complementar las fotografías de Ilse Fusková. La artista argentina icono del feminismo y pionera del activismo lésbico, es capaz de inmortalizar lo bello y lo terrible de la vida de las mujeres a través de sus cuerpos desnudos.
La participación sí es paritaria en el caso de las secciones que dependen directamente de la organización de ARCO («Diálogos», «It’s Just a Matter of Time» y «Opening»), donde mujeres y hombres sí tienen la misma presencia.
Una de estas secciones, «Diálogos», cumple no solo con la tarea de ser altavoz de la nueva ola feminista, sino también con la oportunidad que tiene el arte de ceder espacios a figuras e ideas marginales.
Así lo explica Lucía Sanromán -comisaria de la sección junto con Agustín Pérez Rubio-, quien aboga por que se deben crear «otros mundos» y no ceñirse únicamente a uno. Desde las posiciones de ambos, comprometidos con el feminismo y el movimiento LGTBI, afirma que haber aunado voces diversas en esta edición de «Diálogos» ha sido una tarea que ha fluido de forma natural.
Tanto las de «Diálogos» como las otras obras enumeradas son una pequeña muestra del potencial de artistas, mujeres o no, que trasladan a ARCO las exigencias de la nueva ola feminista.
Por Mercedes Ortuño Lizarán