Guadalajara (México), 18 ago (EFE).- Una vieja casona es el escenario de un teatro guiñol con el que un grupo de artistas en la ciudad mexicana de Guadalajara lleva espectáculos gratis desde las azoteas para que las familias se diviertan salvaguardando la sana distancia durante la pandemia.
La agrupación «Azoteas ¿y si miramos hacia arriba?» tuvo esta iniciativa para buscar lugares adonde llevar su creatividad y ayudar a las familias de barrios populares a olvidarse del aislamiento en el que muchas viven desde hace más de cuatro meses, dijo a Efe la productora Luisa Guzmán.
«Era casi imposible seguir quietos y crear solo desde lo digital a pesar de que también ha sido un nuevo aprendizaje, vivimos del contacto con las personas, de la experiencia viva y se nos ocurrió, juntamos un grupo de amigos y empezamos el proceso creativo desde ahí», explicó.
El nuevo coronavirus ha causado más de 525.000 contagios y cerca de 57.000 muertos en los más de cinco meses y medio que lleva en México.
Por ello, desde marzo los teatros, foros y recintos para conciertos cerraron sus puertas y quienes vivían de eso afrontan una situación económica cuesta arriba, por lo que muchos buscan alternativas para sobrevivir a la llamada «pandemia económica».
«Lo primero que fue más complicado fue la situación económica de nuestros compañeros, no había trabajo y la mayoría ganan de los espectáculos o están esperando recursos de alguna beca y pensamos también de ese lado, no solo hacer por hacer, sino de qué forma podría causar un impacto en la economía de ellos», dijo Guzmán.
CERCA DEL CIELO
Minutos antes de que la función inicie, unos hombres maquillados y vestidos de blanco y negro recorren las calles con una comparsa para invitar a las familias a acercarse al espectáculo.
Las personas los ven con asombro y muchos niños y niñas se bailan al ritmo de los tambores.
Las familias se aproximan, colocan sus bancos o se sientan en el piso, algunas desde sus propias azoteas y otras desde el parque frente a la casa, ahora transformada en un teatro con telas negras y luces.
Sentados en una banqueta, decenas de niños voltean hacia arriba para buscar con curiosidad a los personajes del cuento que escuchan desde los altavoces.
Unos conservan sus cubrebocas, aunque otros de la emoción lo retiran como si eso les ayudara a ver mejor.
Arriba, en la azotea, los títeres cantan, hablan y se mueven con el cielo azul de fondo solo opacado a ratos con nubes que prometen una tormenta.
El sol cae y los muñecos se iluminan cada vez más mientras bromean e interactúan con los niños.
Realizar los espectáculos desde las azoteas es una forma de redescubrir los espacios y darles un nuevo significado de acercamiento, a pesar de la sana distancia, afirmó a Efe Karina Hurtado, una de las integrantes del colectivo.
«Es estar en un espacio que te permite conectarte con muchas cosas con el mundo, con la naturaleza, el cielo, la luz, es un espacio abierto que permite un flujo y menos riesgo para la gente», manifestó.
ARTE CERCANO
Uno de los objetivos de este colectivo de artistas es que la misma comunidad sea la que gestione la cultura, es decir, que entre todos hagan el espectáculo y ayuden a hacerlo posible, expuspp Karina Hurtado.
A raíz del primer concierto ofrecido en el barrio de Capilla de Jesús, en el centro de la ciudad, han tenido múltiples invitaciones de personas dispuestas a prestar la azotea de su casa para que sea escenario de algún espectáculo no solo de títeres, sino de música o teatro.
El colectivo pretende que cada vez más colonias se sumen a esta iniciativa como una forma de acercar la cultura a quienes menos oportunidades tienen y propiciar el diálogo.
«El hecho de volver a encontrarnos es importante y compartir el arte que también nos invita a reflexionar sobre ciertas cosas y a entender que somos parte de este mundo, que tenemos que cuidarlo y que tenemos que cuidarnos a nosotros mismos», concluyó Hurtado.
Los espectáculos están disponibles en la página de Facebook del colectivo con acceso gratuito.