CIUDAD DE MÉXICO, (EL UNIVERSAL).- El 2 de diciembre de 1993, sólo un día después de su cumpleaños número 44, Pablo Escobar fue abatido en un tiroteo en la azotea de su escondite.
Escobar llevaba días huyendo de la policía y escondiéndose en Medellín. Son varias las teorías y atribuciones que se han realizado sobre cómo fue la muerte de uno de los narcotraficantes más famosos de la historia y algunas de ellas chocan con la «versión oficial» contada por las autoridades colombianas en su momento.
Pero antes de su muerte es bien sabido que Escobar era uno de los hombres más poderosos y temidos del mundo. Con sus socios en México, igual de peligrosos que él, hacía negocios ilegales por millones de dólares.
Uno de esos socios fue Ernesto Fonseca, alias «Don Neto», uno de los tres líderes del cártel de Guadalajara, junto con Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero.
Los tres fueron los capos de la droga que reinaron durante los años 80, hasta que asesinaron al agente de la DEA, Enrique «Kiki» Camarena.
Una broma pesada para Pablo Escobar y Juan Gabriel
En el libro «Emma y las otras señoras del narco», Anabel Hernández cuenta que los capos solían celebrar cada negocio de manera extravagante: con mujeres, droga, alcohol y gente famosa.
En una de sus reuniones contrataron a Juan Gabriel, que «por esos años la canción de ‘Querida’ se escuchaba en todas partes».
Para el evento, los narcotraficantes invitaron a su socio de Colombia, Pablo Escobar, pero uno de los acompañantes del líder del cártel de Medellín consideró gracioso retar a Juan Gabriel a darle un beso en la boca a Escobar.
Según el relato, Escobar se enojó y tomó su arma, pero «Don Neto» también y entre risas y tensión pasó el episodio que no gustó en lo absoluto al colombiano. Juan Gabriel se fue rápido del festejo y los capos siguieron en su fiesta.