Lo que comenzó siendo un vuelo placentero y tranquilo, se convirtió en una pesadilla para los pasajeros del Boeing 77-300 ER de Singapore Airlines que, de un momento a otro, sintieron como el avión desplomó, en medio de fuertes turbulencias.
En el vuelo SQ321 viajaban 211 pasajeros y 18 tripulantes. El avión partió del aeropuerto londinense de Heathrow, con destino a Singapur. Pero transcurridas 10 horas del viaje, se encontró con «turbulencias extremas».
Los pasajeros narraron historias de terror. Aquellos que no llevaban puesto el cinturón de seguridad, salieron volando y golpearon contra el techo del avión, o contra las luces. Comenzaron los gritos. También la tripulación resultó herida.
Un británico de 73 años perdió la vida. Según las autoridades tailandesas, padecía problemas del corazón y sufrió un ataque cardíaco. Su esposa viajaba con él. Fueron 10 minutos de movimientos bruscos, que a los pasajeros les parecieron una eternidad.
El café, la comida, el agua, todo salió volando y quedó regado en el piso. Los respiradores de oxígeno igual, las maletas volaron y algunas impactaron en la cabeza de los aterrorizados pasajeros.
«Las pertenencias de la gente quedaron desparramadas, el café y el agua salpicaban el techo. Surrealista. Tantos heridos. Laceraciones en la cabeza, oídos sangrantes. Una señora gritaba de dolor con la espalda maltrecha. No pude ayudarla», contó a BBC uno de los pasajeros, Andrew Davies, quien intentó en vano ayudar al hombre que perdió la vida.
Según informó el canal oficial de televisión tailandesa, una decena de ambulancias se movilizó hasta el pie de la pista del aeropuerto donde el avión aterrizó de emergencia, para atender a los más de 30 heridos y trasladarlos al hospital de Samitivej Srinakarin, en donde los esperaban para que darles la atención médica que requerían. Se reportaban al menos seis pasajeros graves.
«Singapore Airlines traslada sus profundas condolencias a la familia de la persona fallecida. Nuestra prioridad es proporcionar toda la asistencia posible a los pasajeros y los tripulantes a bordo», dijo la compañía en el comunicado.
Los pasajeros que resultaron ilesos abordaron un nuevo avión para trasladarse a Singapur, que era el destino final.
En su último comunicado la compañía señaló que entre los pasajeros se encontraban 56 australianos, 47 británicos, 41 singapurenses, 23 neozelandeses y dos españoles, entre otras nacionalidades.
Conforme a los datos del portal FlightRadar, que registra los vuelos en todo el mundo, el avión de Singapur Airlines sufrió una súbita pérdida de altitud durante 4 minutos, por la que descendió desde los 37 mil hasta los 31 mil pies (de 11.200 metros a 9.400 metros), cuando aparentemente logró estabilizarse.
«En cuanto al avión, desde fuera parece estar bien. Pero por dentro es un desastre. (…) Les sirvieron el desayuno (cuando se produjo la turbulencia del aire), pero la mayoría de las personas con las que hablé estaban sentadas con el cinturón de seguridad puesto», declaró a los medios el director de la compañía pública Aeropuertos de Tailandia, Kittipong Kittikachorn.