Madrid, 9 jul (EFE).- «La única razón» por la que Diego Armando Maradona sigue vivo «son sus hijos». Así de rotundo se muestra en una entrevista con Efe el británico Asif Kapadia, director de documentales tan celebrados como «Senna» o «Amy» y que ahora se zambulle ahora en la mente del exfutbolista argentino.
«Ellos son quienes le han rescatado cuando ha estado al límite», indicó el ganador del Óscar al mejor documental por «Amy». «Son su elemento salvador más allá del fútbol, en el que no ha estado involucrado durante mucho tiempo por su salud. Sus hijos lo quieren de forma incondicional, incluso cuando no está bien y tiene paranoias», explicó el londinense.
«A veces», continuó, «cree que le roban o le engañan, pero nunca pensaría así de sus hijos. Y eso que son más duros con él que otra gente a su alrededor».
«Diego Maradona», que llega a los cines españoles este jueves, es una reveladora y frenética obra sobre los polémicos años de «El pelusa» en Nápoles, adonde llegó en 1984 tras la complicada etapa vivida en el Fútbol Club Barcelona. Allí renació de sus cenizas y llevó a un humilde club a lo más alto del Calcio italiano en dos ocasiones (1987 y 1990) mientras hacía a Argentina campeona del mundo (1986).
Pero en esa misma etapa ve cómo su vida personal empieza a tambalearse, con fiestas de tres días marcadas por la cocaína, un hijo no reconocido y sus amistades peligrosas con la Camorra napolitana, que le regalaba un Rolex de oro solo por acudir a sus eventos y posar para la foto.
Kapadia, un gran aficionado al fútbol e hincha del Liverpool, asegura que no sabía demasiado sobre la vida de Maradona y que desconocía los detalles de su etapa en Nápoles, aunque ya fantaseaba de joven con dirigir una obra sobre el argentino tras leer una biografía que le descubrió sus humildes orígenes.
«No tuvo una infancia normal y sufrió el síndrome del niño estrella. Con 15 años le compra una casa a sus padres. A partir de ese momento, ¿quién le va a decir que no? ¿Quién le va a detener? Si le miras, aún es un adolescente. Siempre lo ha sido. No ha madurado. Abandonó su casa y nunca volvió», declaró Kapadia.
«No ha parado de viajar desde entonces. Si cometía errores, no los afrontaba, solo corría al siguiente lugar. En cierto sentido, es un chico que aún buscar un hogar y una familia. Cuando tuvo ambos, en Nápoles, los rechazó. Y ahí es cuando se complicó su problema con las drogas», valoró el cineasta.
Kapadia sorprende con un material inédito gracias a las grabaciones que ordenó en 1981 el primer representante del jugador, Jorge Cysterszpiler, quien tenía en mente rodar una película sobre su vida. Pero Maradona lo despidió y aquellas cintas quedaron olvidadas…hasta ahora.
Eso, sumado a las colecciones personales de aficionados del Nápoles, permite al realizador y a su equipo montar un vibrante relato que mezcla escenas épicas, íntimas y costumbristas para transmitir al espectador el delirio y la locura de la ascensión y caída de «Dios» en la tierra napolitana.
«La oportunidad de rodar esta historia se presentó y me atrajo el reto de contar una etapa de su vida que no es muy conocida», indicó Kapadia. «Es difícil acercarse a Maradona, conocerlo y que se abra. No creo que lo haya hecho mucho en si vida», señaló el cineasta, que sacó oro de sus encuentros con él, incluidos en el documental a modo de voz en off.
Pero, por otro lado, entendió que la persona sobre la que estaba haciendo el documental, no era necesariamente la misma persona con la que se sentó a hablar.
«Esta historia pasó en los años 80 y sus respuestas a veces no eran muy útiles. ¿De quién es realmente la verdad? ¿La que cuenta o la que he investigado? ¿Cuántas vidas ha vivido desde entonces? ¿Cuántas muertes ha tenido? ¿Por qué tendría que recordarlo?», declaró Kapadia.
«Para mí», finalizó el cineasta, «es una obra sobre el paso del tiempo y el envejecimiento».
«Otros habrían construido un relato feliz sobre las fiestas que se pegó. Para mí, en cambio, es un relato muy triste, aunque amo que aún juegue al fútbol», concluyó.
Por Antonio Martín Guirado