México, 29 oct (EFE).- La mexicana Guadalupe Leticia Escamilla Mercado comenzó a ver distorsionado todo lo que estaba a su alrededor una mañana de diciembre de 2017. Sufrió un infarto cerebral que, gracias a la atención oportuna en un hospital, pudo superar.
Por la noche, su esposo detectó que tenía la mitad de su cuerpo paralizado y que las palabras que pronunciaba no se entendían, así que no dudó en llevarla a un centro hospitalario, relató este martes a Efe Escamilla, quien dice no recordar lo que sucedió.
En el hospital de inmediato le suministraron medicamento y a pesar de haber llegado en estado de coma, tras el tratamiento que recibió y luego de 10 minutos despertó «consciente y orientada».
Aseguró que debido a la intervención oportuna su recuperación fue casi inmediata. «No tuve ninguna secuela, ni requerí de rehabilitación».
Guadalupe se convirtió así en parte de las estadísticas que indican que en el mundo cada cuatro minutos una persona sufre de infarto cerebral.
Según el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, en México se registran anualmente 170.000 infartos cerebrales.
En el marco del Día Mundial del Infarto Cerebral, que se conmemora el 29 de octubre, el especialista aseguró que este padecimiento representa la cuarta causa de muerte en México.
El infarto cerebral, también conocido como enfermedad cerebral vascular (EVC) o embolia sucede cuando se forma un coágulo en alguna arteria del cerebro lo que implica que la arteria se obstruya y no haya flujo sanguíneo y con ello falta de oxigenación.
Según dijo a Efe el doctor Daniel Sánchez Arriola, vicepresidente de la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia (SMME), es fundamental la atención médica porque cada minuto que pasa se pueden perder hasta 1,9 millones de neuronas.
Indicó que las consecuencias de no ser atendido durante las primeras cuatro horas pueden ir desde discapacidades importantes hasta la muerte.
Sin embargo, esto no siempre sucede, enfatizó Sánchez Arriola quien agregó que el infarto cerebral «no solo afecta la calidad de vida del paciente y su familia», sino también representan gastos que pueden ascender hasta los 630.000 pesos (32.937 dólares) por persona.
Este gasto implica la compra de medicamentos, terapia física y de rehabilitación, así como cuidados complementarios que pueden consumir más del 30 % de los ingresos de un hogar.
El especialista destacó que existen algunos signos de alerta para actuar ante un infarto cerebral.
Es la estrategia llamada CAMALEÓN que significa CAra (CAra colgada), MAno (MAno pesada), LEngua (LEngua trabada) y ON (acciÓN), un llamado a la acción y marcación al 911.
Añadió que si bien estos eventos son más frecuentes en personas mayores de 65 años, debido a la altas tasas de sobrepeso, obesidad e hipertensión, los infartos cerebrales son cada vez más comunes en gente joven.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año 15 millones de personas sufren un infarto cerebral y al menos una de cada cuatro personas lo padecerá a lo largo de su vida.