Un par de hallazgos, en menos de 20 días, ha conmocionado a la sociedad de Aguascalientes: tiraron a dos bebés a la basura.
La sociedad de nuestro Estado no se ha visto exenta de este tipo de lamentables situaciones a lo largo de su historia, pues anteriormente ya habían salido a la luz casos similares.
¿Quién no recuerda al niño del contenedor? Hace 22 años un pequeño de sólo 4 años fue arrojado a la basura en el Barrio de la Alameda; al correr de los días se supo que había sido masacrado a golpes por su padrastro que, en complicidad con la madre, se deshizo del cuerpo y, literal, lo tiraron como algo que ya no sirve. Los responsables se dieron a la fuga y no fueron localizados.
Ahora, en estos tiempos, el hallazgo de dos bebés en condiciones similares ha despertado la conciencia de la gente que se manifiesta en redes por tan brutal acto, pues no es posible que los padres se deshagan de sus hijos como si fueran basura.
No hace mucho tiempo fueron localizados en una carretera restos de un bebé, a quien al parecer arrojaron de un vehículo en movimiento a la altura de San Francisco de los Romo.
Estos lamentables hechos retratan la miseria humana, pues los padres, que se supone que deben cuidar y proteger a sus hijos, deciden tirarlos entre un montón de escombros, lo cual no es correcto, aunque argumenten miles de pretextos.
El abandonar en esas condiciones al fruto del amor o de la calentura o desliz no hace más que retratar lo podrida que está la sociedad, y desnuda una serie de carencias mentales, emocionales y hasta de caridad por quien puede ser capaz de hacer estas barbaridades.
El primer bebé localizado a mediados del mes pasado tenía entre dos y tres días de nacido, y aunque su cuerpecito no mostraba signos de violencia, el haberlo dejado abandonado en el relleno sanitario ya hace sospechar que se trató de un delito.
El segundo caso fue un feto encontrado entre la mugre, lo que hace suponer que fue producto de un aborto, lo que nos lleva también a otros cuestionamientos, ¿esto es lo que quieren las fementidas feministas? ¿Y dónde está el padre? Cierto, se debe respetar el derecho de las mujeres, pero ¿y el de los bebés? ¿Esos derechos no cuentan? ¿No es más fácil, sin riesgos y económico usar un método anticonceptivo, tanto el hombre como la mujer? ¿Por qué no prevenir en lugar de lamentar? ¿Por qué en un bote de basura? ¿Esos niños no merecen otro final?
Esto no pasará de ser una nota que conmueva o que indigne, pues lamentablemente seguirán estos casos porque nunca se castigarán a los culpables de tales actos, ya que amparados en las sombras de la clandestinidad se deshacen de sus hijos como si fueran una bolsa de basura.