Berlín, 26 may (EFE).- El Festival Richard Wagner de Bayreuth (sur de Alemania) ha quedado ante un futuro impreciso, aquejado por la cancelación de su temporada por la pandemia del coronavirus y el vacío en la cúpula del tradicionalista evento operístico europeo.
Katharina Wagner, biznieta del compositor y directora del festival desde 2008, está de baja por una grave enfermedad, según informó su oficina hace un mes, sin dar más detalles sobre una situación estrictamente privada.
Su puesto no se cubrió, ni siquiera interinamente, puesto que en definitiva esta temporada había sido ya suspendida el pasado marzo, en medio de las cancelaciones provocadas por la pandemia en Europa.
Ahora se reveló que el gerente del festival, Holger von Berg, en el cargo desde hace cuatro años, dejará su puesto en 2021, ya que no se le renovará el contrato.
Fuentes del festival comunicaron esa decisión el lunes con un lacónico comunicado, en que no se explicitaban los motivos. Von Berg asumió en 2016 la dirección administrativa del festival, mientras que Katharina se había concentrado en la parte artística.
Del gerente se esperaba una renovación en las estructuras del festival, consagrado exclusivamente al culto a Wagner desde su fundación, en 1876, por el genial compositor alemán.
EL FESTIVAL DEL APELLIDO WAGNER
Bayreuth ha funcionado siempre como una empresa familiar, con un Wagner en su dirección: a Richard Wagner le sucedió en 1883 su esposa Cosima; en 1909 asumió el puesto su hijo Siegfried, y en 1930 pasó a la esposa de este, Winifred, ferviente admiradora de Adolf Hitler.
Tras la II Guerra Mundial quedó a tutela de las autoridades aliadas, que confiaron su refundación a Wolfgang y Wieland Wagner. Katharina, hija del primero, se convirtió en su directora en 2008, entonces en una fórmula colegiada con su hermana Eva Pasquier-Wagner y tras un duro pulso sucesor con otros descendientes.
Katharina quedó al frente del festival en solitario en 2015, aunque con von Berg en la gerencia y el maestro Christian Thielemann como batuta titular.
LA DIFÍCIL REAPERTURA BÁVARA
La cancelación de la temporada, que debía inaugurarse el próximo 25 de julio, se produjo en marzo en medio de la alarma general por la COVID-19. No solo cayó la cita wagneriana, sino también la Oktoberfest, la más multitudinaria fiesta cervecera del mundo.
Baviera era ya entonces el «Land» alemán más afectado por la pandemia y ha acumulado el mayor número de contagios: 46.456, con 2.401 víctimas mortales, del total de 179.002 infectados y 8.302 muertos verificados en Alemania por el Instituto Robert Koch (RKI).
Actualmente quedan apenas 9.000 pacientes activos en toda Alemania. Baviera, cuyas autoridades aplicaron las medidas más severas del país, ha ido levantando las restricciones y se propone reabrir teatros y conciertos el próximo 15 de junio.
Será una reapertura limitada para un aforo máximo de 50 asistentes, en salas cerradas, o de 100, en eventos al aire libre.
Bayreuth, por el momento, deberá esperar aún a 2022 para ver un nuevo «Anillo del Nibelungo». La dirección del festival consideró ya, al anunciar la cancelación de la próxima temporada, que no era factible poner en escena esa costosa tetralogía en 2021.
Para el próximo año se anuncia un único estreno, un nuevo «Holandés Errante», que acompañarán reposiciones de otras óperas.
Su directo rival centroeuropeo, el Festival de Salzburgo (Austria), ha optado por reducir su programa a 90 funciones, a lo largo de todo agosto, para aforos asimismo limitados.
Bayreuth, una ciudad de provincias que cada año recibe a wagnerianos de todo el mundo, mantiene en cartel una gala al piano con Martha Argerich, el 24 de julio. Un concierto al margen del festival, programado para la Ópera del Margrave, una joya del barroco de 1748 que Richard Wagner no consideró apropiada para su obra.
Por Gemma Casadevall