Rafael SalidoWashington, 6 jun (EFEUSA).- La bióloga Joanne Chory, galardonada con el Premio Princesa de Investigación Científica y Técnica de España, siempre creyó que la crisis climática supone «una amenaza existencial» para el ser humano, por lo que buscó una solución que, en realidad, se encontraba «a simple vista»: las plantas.
Su audacia recibió este miércoles un nuevo reconocimiento que, en esta ocasión, procedía del otro lado del océano Atlántico y que ha compartido con la argentina y también bióloga Sandra Myrna Díaz, dos mujeres que, desde «campos diferentes» luchan por una misma causa, la salvación del planeta.
Nacida el 19 de marzo de 1955 en la localidad de Methuen (Massachusetts), Chory se graduó en Biología en el Oberlin College (Ohio) y se doctoró en Microbiología en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign en 1984.
Tras realizar una serie de estudios postdoctorales en la prestigiosa Universidad de Harvard, en 1988 se incorporó al Instituto Salk de Estudios Biológicos, en California, desde donde no dudó en sacar un hueco en su apretada agenda para responder a las preguntas de Efe.
PREGUNTA: ¿Podría describir qué relación existe entre las plantas y la lucha contra la crisis climática?
RESPUESTA: Mi investigación se centra en la genética de cómo las plantas responden a su entorno. Por ejemplo, qué genes les ayudan a responder a la luz o a la sequedad. Yo lidero, como directora ejecutiva, la Iniciativa de Aprovechamiento de las Plantas (HPI, por sus siglas en inglés), junto a un equipo del Instituto Salk compuesto por Wolfgang Busch, Joseph Ecker, Julie Law y Joseph Noel. Esta iniciativa es un enfoque audaz y mensurable para combatir el cambio climático producido por el exceso de dióxido de carbono en nuestra atmósfera.
P: ¿Cómo es que se interesó por el problema de la crisis climática y cómo cayó en la cuenta de que las plantas podrían ser una solución?
R: El cambio climático representa una amenaza existencial inmediata para la supervivencia humana. Necesitamos soluciones innovadoras, mensurables y audaces. El equipo de biología vegetal del Instituto Salk ya estaba estudiando cómo las plantas se adaptan a las condiciones ambientales y entonces nos dimos cuenta de que muchas de las condiciones que estábamos estudiando -como las sequías, las inundaciones, el aumento del nivel salino del suelo- también estaban relacionadas con el cambio climático.
Es entonces cuando nos dimos cuenta de que una solución al cambio climático se escondía a simple vista: en las plantas que nos rodean.
P: ¿Considera que las plantas pueden ser la clave para resolver esta crisis?
R: El cambio climático es un problema tan significativo que probablemente necesitemos de muchos enfoques diferentes. En Salk queremos ser parte de la solución.
P: ¿Le preocupa la creciente ola de negacionistas del cambio climático?
R: El impacto del cambio climático es evidente y se manifiesta a través de desastres naturales como los incendios, las inundaciones, las sequías, el derretimiento de los glaciares, el aumento de las temperaturas y del nivel del mar. Resulta evidente que tenemos que hacer frente a este asunto tan urgente.
P: ¿Cuáles serán los próximos pasos en su investigación?
R: El equipo de biología vegetal del Instituto Salk ya ha identificado características de algunas plantas que mejoran el abastecimiento de CO2 y genes que ayudarán a las plantas a atesorar carbono, así que estamos muy ilusionados con proseguir con nuestra investigación en el laboratorio.
P: Acaba de ser galardonada con el Premio Princesa de Asturias, ¿Qué significa este reconocimiento para usted?
R: Me siento profundamente honrada de haber sido elegida para tan prestigioso galardón junto a la bióloga Sandra Díaz, quien está realizando un trabajo muy importante para preservar la biodiversidad.
R: Conoce entonces el trabajo de Sandra Díaz…
P: No la conozco personalmente, ya que trabajamos en campos diferentes, pero sí. Y es un honor compartir este premio con ella.
R: ¿Tiene pensado asistir a recoger el premio en Asturias el próximo mes de octubre?
R: Sí, mi intención es asistir a la ceremonia. Tengo muchas ganas de hacerlo.