Algo inédito le sucedió ayer al presidente Andrés Manuel López Obrador cuando se dirigía a su conferencia mañanera, ya que los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación no lo dejaron ni llegar, pues bloquearon el vehículo en el que se trasladaba.
Al Presidente se le vio molesto, enfadado y exigiendo respeto, pero por lo menos durante un par de horas realmente no pudo hacer nada y fue rehén de los profesores que se la pasan haciendo plantones, protestas, desquiciando el tráfico y demás tropelías exigiendo todo lo habido y por haber.
En esta ocasión los maestros salieron a protestar por el regreso a clases, lo que ya es un hecho en todo el país por orden presidencial, y la bandera que enarbolan es la cuestión de salud, pues argumentan que por la pandemia no se sienten seguros de regresar a las aulas.
A decir verdad, el problema no es la pandemia, ya que estos grupos de la CNTE durante años han salido a las calles a protestar por todas las cosas, pues es su manera de chantajear a las autoridades, cosa que, por cierto, casi siempre logran.
Por el regreso a clases, por bonos, descansos, vacaciones, plazas para los recién egresados, y no se diga cuando estaba en pie la reforma educativa, en fin, protestan por todo y por nada a la vez, y todo se les concede, aunque en esta ocasión mantuvieron de rehén al mismísimo Presidente de la República y es un acto que no se debe permitir.
Pero los alborotadores sólo replicaron lo que el ahora Mandatario realizó en 2006, al perder las elecciones presidenciales, pues salió a las principales calles y avenidas a realizar bloqueos, incluso en el Zócalo, pero parece ser que ya no se acuerda.
Lo que sí es delicado, y mucho, es que ésta fue una llamada de atención para la gente que custodia al Presidente, ya que todo se pudo descontrolar en cualquier momento, pues con uno solo de los maestros que se hubiera pasado de vivo e incitado a las huestes a hacer cosas peores, no habría habido manera de detenerlos.
A pesar de la fementida política de austeridad hay ciertos rubros que no se deben tocar, como la salud y la seguridad, pues de ellos depende la tranquilidad de toda la nación y eso debería tenerlo presente López Obrador, quien, a saber, sólo es custodiado por un reducido elemento de ayudantes, cuyas funciones son desde cargarle un portafolios hasta brindarle la elemental seguridad, aunque estos servidores después han conseguido algunos superpuestos en la 4T, pero eso ya es otro cantar.
Lo que sí se debería tener en cuenta es que se requiere inversión para cuidar al político más importante del país, nada más que al Presidente de la República, antes de que le den un susto.
En esta ocasión fueron los maestros de la CNTE, que están donde los han dejado llegar y que han sido solapados durante años por las propias autoridades que los complacen en todo, pero en esto, sin lugar a dudas, ya se pasaron, y por el bien de todos se necesita que haya consecuencias, pues no todo se arregla con abrazos.