Quedaron convertidos en marido y mujer Manuel Hernández y Jessica González mediante una ceremonia que tuvo lugar en el templo de San Antonio de Padua.
Al pie del altar principal la novia fue entregada a su prometido, ambos ocuparon los reclinatorios que tenían destinados para ellos y con atención escucharon la misa en su honor.
Luego, el sacerdote llevó a cabo el ritual matrimonial, durante el cual preguntó a Manuel y Jessica si estaban dispuestos a amarse y a respetarse como esposos, así como a recibir con amor a los hijos que Dios les mande, a lo que contestaron afirmativamente, aceptándose como esposos.