Ricardo Ernesto Jasso Ponce y Érika Gabriela Delgado Salas eligieron el templo de San Antonio de Padua para unir sus vidas en matrimonio.
Radiantes de felicidad, los novios se presentaron en el sacro recinto acompañados por sus respectivos padres, padrinos y demás allegados.
Luego, el sacerdote llevó a cabo el ritual matrimonial, durante el cual preguntó a Ricardo Ernesto y Érika Gabriela si estaban dispuestos a amarse y a respetarse como esposos, así como a recibir con amor a los hijos que Dios les mande, a lo que contestaron afirmativamente, aceptándose como esposos.
Postrados ante la imagen del Todopoderoso, los contrayentes recibieron la mancuerna matrimonial y más tarde, la bendición nupcial.