Por Erick Cortés.- México es uno de los países que más exportan café. Cada año, produce unas 900 mil toneladas de granos, de los cuales, el 30% se cosechan en el estado de Chiapas.
Pero los cafetaleros del sur enfrentan hoy grandes desafíos, como la crisis climática, que ha causado la pérdida de casi un tercio de sus cultivos en el último año. Y es que según datos de la Comisión Nacional del Agua, la región sufre por la escasez de lluvia desde el 2022, lo que ha causado que un 50,7 % de la superficie chiapaneca se encuentre ‘anormalmente seca’ y un 8% experimente una sequía severa.
Además, el incremento de las temperaturas ha causado que los granos de café se vuelvan más pequeños, afectando los cultivos en las zonas altas, donde antes se cosechaban entre 15 y 18 quintales por hectárea y que ahora han tenido que detener su producción.
Argelio Díaz Jiménez, presidente de la Cooperativa de Productores de Café (Coopcafé), explicó que los caficultores de la zona no pueden sembrar debido a que hace demasiado calor, pues antes estaban acostumbrados a una temperatura que oscilaba entre los 30 y 32 grados, pero que hoy sube hasta 40, además de que las lluvias llegan a destiempo: “Todo estaba bajo una regla, un calendario que ya teníamos desde mucho tiempo atrás, y eso nos decía en qué tiempo sembrábamos, en qué tiempo cosechábamos y en qué tiempo íbamos a hacer las cosas. Hoy ya no, hoy ya nos destanteó el cambio climático”, lamenta.
Aunado a esto, una inflación del 5.6% en los productos agropecuarios y la escasez de mano de obra por un reciente incremento de jóvenes que deciden emigrar, presentan un panorama sombrío para la la industria cafetalera de Chiapas, que ya ha afectado a la exportación del grano con una caída drástica del 67% en el último trimestre del 2023.
Debido a las pérdidas, el poco apoyo gubernamental y la presión de los grandes comerciantes, el negocio se ha vuelto poco rentable. “No salen los gastos. Ahorita ya estoy cosechando y tengo que sacar dinero de mi bolsa para buscar gente que apoye en el corte”, lamenta Guzmán Pérez, un indígena tzetzal, quien también asegura que la ayuda gubernamental que recibe no es suficiente: “‘Producción para el bienestar’ se llama, pero no da abasto. También hay que pagar flete porque no tenemos carro. Por eso, hay veces que nosotros no ponemos el precio, nos ponen el precio”, explica.
Aunque los consumidores pagan precios más altos por el café, la competencia de las grandes marcas y la pérdida de calidad que los granos han sufrido por el clima extremo han sido factores que obligan a los agricultores a vender a precios bajos que no cubren los costos de producción, por lo que piden que las autoridades destinen más recursos para rescatar a la industria.