«Hay muchas camas vacías, pero muchos féretros llenos y muchas familias enlutadas. Como la mía».
ALEJANDRO HOPE
Después de una vida de trabajo, las cosas se empezaron a complicar para Ángel de Paz. Este hombre de 66 años, residente de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, padecía de diabetes y hace dos años empezó hemodiálisis. En enero perdió su empleo en un despacho de abogados por la crisis económica y por sus problemas de salud. Logró mantener su servicio médico gracias a que su esposa, maestra, tenía ISSSTE, pero las cosas se complicaron la semana pasada cuando exhibió síntomas graves de Covid-19.
La pesadilla empezó desde el traslado el jueves. A falta de una ambulancia pública, la familia tuvo que pagar 7 mil pesos por un servicio privado y después lidió con la burocracia para el ingreso al hospital. Corrió con suerte y finalmente fue admitido.
A los familiares no se les permitió el acceso. Se entiende, pero además se les pidió que aportaran «algodón, agua y medicamentos». Además, se le negó la hemodiálisis, por temor a que el equipo se infectara de Covid.
Este domingo se solicitó a los familiares que consiguieran Midazolam y Vercuronio, un sedante y un relajante muscular que facilita la intubación. No les dieron más detalles, pero sí les dijeron que si no conseguían los medicamentos el hospital no podría hacer nada por su paciente. En las farmacias les dijeron que debían especificar si querían solución inyectable o pastillas, pero ante la falta de contacto con el médico no había forma de saberlo. Además, el Midozalam, con un costo de 1,800 pesos, estaba agotado en las farmacias.
Ángel había pedido no ser intubado al ingresar al hospital, pero en la receta para el Midazolam se señalaba que estaba intubado, mientras que en la de Vercuronio no se decía nada. Los familiares no tuvieron posibilidad de comprobar si lo estaba porque Ángel falleció este 13 de julio por la mañana.
Apenas en marzo el Gobierno federal difundió un cartel que decía: «No es una situación de emergencia. No hay necesidad de cancelar eventos masivos, actividades, labores, escolares. Recuerda: la enfermedad causada por el coronavirus Covid-19 no es grave». El Presidente ya no sostiene esta idea, pero afirma que el esfuerzo de México ha sido un ejemplo para el mundo. Este pasado fin de semana declaró: «Estamos cuidando que no se nos saturen los hospitales desde el principio; estamos muy atentos a esta necesidad de que todo aquel que necesite una cama pueda ser atendido.
Afortunadamente no hemos tenido problemas de saturación de hospitales».
Quizá no hay saturación, pero cada vez es más difícil ingresar a un hospital. Alejandro Hope, columnista de El Universal, narró ayer la historia de su cuñado, quien falleció por un ataque de asma en una ambulancia ya que ningún hospital lo admitió a tiempo. «Esto me lleva a sospechar que los hospitales tienen capacidad porque están poniendo filtros para rechazar a pacientes, aun si son pacientes críticos que llegan a urgencias. Eso puede estar sucediendo porque el Gobierno ha convertido a la disponibilidad de camas hospitalarias en la única métrica de éxito en la atención a la pandemia».
México acumula más de 35 mil muertos por la pandemia. El Presidente, sin embargo, se molesta porque los periódicos reportan que tenemos más muertes que Italia o que Francia. «Son verdades a medias y verdades a medias son a veces mentiras completas», comentó. Todo va muy bien en la Cuarta Transformación, aunque algunos pierdan la vida de forma innecesaria por un Sistema de Salud con camas vacías pero colapsado.
AVIÓN PARA NESTORA
Afortunadamente, no todos los pacientes mueren por falta de una cama o de medicamentos. La senadora Nestora Salgado fue trasladada en un avión militar de Acapulco a la Ciudad de México para ser ingresada a un hospital de la Marina. Este 12 de julio ya fue dada de alta.