México, 4 oct (EFE).- Impulsar un cambio en los sistemas de salud en Latinoamérica requiere de una mayor coordinación, cooperación e integración intersectorial y modelos como la iniciativa City Cancer Challenge son ejemplo de que este trabajo conjunto funciona, dijo este viernes una experta.
«Iniciativas como estas lograron lo que nunca antes: sentarnos a negociar todas las partes y eso no ha dado la posibilidad de mejorar el servicio», aseveró María Cristina Lesmes Duque, secretaria de salud del departamento de Valle del Cauca, en Colombia.
En el marco del foro War on Cancer, organizado por The Economist Group y auspiciado por Roche, explicó que City Cancer Challege es una iniciativa que convoca a múltiples actores y está dedicada a fortalecer la respuesta al cáncer de cada ciudad.
Dicha iniciativa, que inició en 2017 en la ciudad de Cali, pretende reducir en un tercio el número de muertes prematuras por enfermedades no transmisibles como el cáncer para 2030.
Lesmes aseguró que gracias a este tipo de iniciativas se ha logrado avanzar en la definición de la problemática, el diagnóstico oportuno y la prestación de servicios, gracias a que han aprendido a priorizar las necesidades de su localidad.
«Hemos construido proyectos a corto, mediano y largo plazo, pero lo hemos logrado gracias a que nos sentamos a trabajar juntos sector público, privado y sociedad civil», admitió.
La estrategia, dijo, ha logrado también que los recursos lleguen a Cali y al suroccidente de Colombia lo cual es importante porque el 80 % de la población vive en el área urbana, pero al 20 % restante que vive en zonas rurales antes no podía llegar atención ni recursos.
En contraparte, en Perú, un país donde la principal causa de muerte es el cáncer, la acción de la iniciativa privada ha sido un aliado para el gobierno en la lucha contra esta enfermedad.
La clínica Oncosalud, un modelo tipo prepago que tiene la finalidad de cubrir a pacientes con cáncer, ha sido fundamental en la lucha contra esta enfermedad.
Alfredo Aguilar, director científico y académico de Grupo AUNA, una red de clínicas y centros médicos en Perú en las que se incluye Oncosalud, dijo que «la idea está basada en la solidaridad, donde muchas personas pagan poco para que pocas personas reciban mucho».
Antes de que iniciara el proyecto, hace unos 30 años, Perú pasaba por una fuerte crisis económica y por ello los pacientes con cáncer que no tenían seguro privado no tenían solvencia económica para cubrir los costos de la enfermedad.
Además, quienes tenían pólizas, debido al alto costo, quedaban desprotegidos ya que las pólizas se gastaban rápidamente.
Actualmente, el programa cuenta con 1 millón de afiliados, quienes pagan entre 150 y 200 dólares en promedio al mes.
Una parte de sus clientes están bajo tratamiento o son sobrevivientes de cáncer, pero la mayoría son personas sanas que se hacen chequeos oncológicos de manera frecuente para detectar la enfermedad de forma oportuna.
Así han logrado diagnosticar 220 casos de cáncer al mes, principalmente de mama, piel, colon y pulmón.
Del mismo modo, tienen un presupuesto específico para desarrollar educación e investigación a través de un programa educativo para formar médicos especialistas en la rama.
«Hemos hecho una evaluación y sabemos que ahorramos en una década al sistema de salud un aproximado de 2,5 millones de dólares solo en diagnóstico de cáncer», afirmó Aguilar.
Ambos especialistas destacaron que el trabajo entre todos ha sido trascendental para impulsar estos cambios y consideraron que cada país puede buscar sus propias estrategias para mejorar su lucha contra el cáncer.
«Sin duda, este tipo de modelos son un camino al mejoramiento de cáncer», finalizó Lesmes.
El cáncer es la segunda causa de muerte más común en Latinoamérica.
Según el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), se estima que en 2018 hubo 1,4 millones de nuevos casos de cáncer y más de 670.000 muertes en América Latina y el Caribe.
Mientras que para 2030 se proyecta un aumento de 40 % de casos y 46 % de muertes por cáncer en América Latina.