México, 21 oct (EFE).- El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, dijo este lunes que «habrá un antes y un después» en el tráfico ilegal de armas entre Estados Unidos y México tras la llamada del sábado entre los presidentes de ambos países, Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador.
Tras una reunión del embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau e integrantes del Gobierno de México, Ebrard expresó su opinión sobre la junta aunque no dio pormenores de la misma.
«Concluyó reunión convocada por el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, con el Embajador de EE.UU. y su equipo para congelar tráfico ilícito de armas hacia México. Habrá un antes y un después de la llamada del sábado entre los presidentes López Obrador y Trump en esta materia», apuntó Ebrard en un mensaje en Twitter.
La reunión fue de alrededor de 90 minutos y que se llevó a cabo a puerta cerrada en la Ciudad de México.
Además del embajador estadounidense y el canciller mexicano, asistieron los titulares de las secretarias de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo; de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, y de Marina, Rafael Ojeda.
La expresión de Ebrard fue en referencia a la llamada que los presidentes de ambas naciones sostuvieron el pasado sábado en la acordaron que funcionarios de los dos países se reunirían esta semana para plantear «acciones inmediatas» para congelar el tráfico de armas.
El canciller mexicano comentó a la prensa, el sábado, que López Obrador le pidió a Trump congelar el tráfico de armas a México desde Estados Unidos, durante esta charla telefónica en la que el Jefe de la Casa Blanca le expresó su solidaridad sobre los hechos de violencia que se registraron en la norteña ciudad de Culiacán, el pasado jueves.
La respuesta de Trump fue que se hiciera de inmediato un encuentro entre autoridades de ambos países para plantear las estrategias de los dos países, declaró entonces Ebrard.
Ebrard comentó que durante el enlace telefónico, López Obrador le expresó a Trump que «la más alta preocupación de México son las armas» y que el 80 % de las armas que se vieron en Culiacán vienen de Estados Unidos.
El canciller mexicano sostuvo que el uso de este tipo de armas «fue uno de los factores que influyó mucho en lo sucedido en Culiacán», donde oficialmente murieron 8 personas, 16 más fueron heridas y una cincuentena reos se fugaron de la prisión de esa ciudad.
Una patrulla militar detuvo el pasado jueves a Ovidio Guzmán López, hijo del «Chapo» Guzmán, pero luego de varias horas decidió abandonar la operación a fin de evitar las represalias por parte del cártel contra la población de Culiacán, capital del norccidental estado mexicano de Sinaloa.