Ayer, las carreteras del país fueron un verdadero suplicio para los que tenían que circular por ellas, pues la Alianza Mexicana de Transportistas convocó a un paro nacional.
Fueron muchas las demandas de las que exigían solución, pero sobresalió una petición: la seguridad en las carreteras.
Aunado a esa válida exigencia, necesaria, también se dicen, los transportistas, olvidados por los Gobiernos, que van y vienen de todos los partidos, y aunque prometen, nunca les mejoran sus condiciones.
Obviamente este paro trajo muchos costos, principalmente el económico, pues aunque fue un evento anunciado, la gente no está preparada para que de un momento a otro le cambien las rutinas.
Aguascalientes no fue la excepción y la carretera 45 Sur fue la vía tomada por cientos de transportistas que con sus vehículos paralizaron la libre circulación, afectando sobre todo el paso al aeropuerto y la llegada de los miles de empleados a las factorías de esa parte de la ciudad.
Empleados de empresas de autopartes y las grandes fábricas automotrices fueron los principales afectados, ya que como lo mencionamos líneas arriba, fue un parón anunciado, pero no fue suficiente y hubo quienes le sufrieron para llegar a su centro laboral, algo que solventaron algunas empresas permitiéndoles el trabajo home office a sus empleados, aunque en el área administrativa principalmente, porque obviamente los operadores, que son pieza indispensable en cualquier empleo, pues la producción depende en gran porcentaje de ellos, o llegaron tarde, o simplemente no se presentaron.
La nota curiosa en este caos vehicular es que como en la inauguración del nuevo aeropuerto en la Ciudad de México, no faltaron los emprendedores que hicieron su agosto en pleno marzo, pues vendieron alimentos y bebidas a los participantes en el paro, que por muy indignados que estaban también tenían hambre y sed, algo que aprovecharon ambas partes.
Regresando al tema de las exigencias, todas válidas, esa fue la única manera de visibilizar las demandas de los transportistas, que en los últimos tiempos han sufrido sentidas bajas a manos de la delincuencia organizada y muchas más víctimas se han registrado en las carreteras de todo el país, además de los altísimos costos en las casetas de peaje.
Insisten los transportistas de toda la República que la demanda principal es la seguridad en esas vías terrestres, algo que no ocurre, pues recordemos lo que le pasó a la golfista Lidy Villalba, quien fue asesinada en plena autopista por un elemento del Ejército Mexicano, que se supone representan la seguridad, pero en este caso no ocurrió así.
Lamentablemente la forma de protestar, que para los operadores fue la idónea para llamar la atención, trajo consecuencias para miles de personas, que vieron trastornadas sus rutinas hasta para llegar a casa y al trabajo, pues no olvidemos que en la zona sur del Estado hay muchos nuevos fraccionamientos y centros laborales, pero los participantes en el paro lograron su objetivo: que los voltearan a ver, no obstante, que les arreglen sus problemas, esa es otra cuestión.