El mejor delantero que «no tenía técnica»
Nacido en 1964 en Cerro Azul, Veracruz, desde su infancia anhelaba jugar en el equipo Cementero y ser ídolo como el portero Miguel, «El Gato», Marín. Pero fue este mismo quien durante unas pruebas sentenció que «ese niño de piernas flaquitas no pude jugar aquí». Tiempo después, un gol de chilena al mismo Marín le valió a Hermosillo su entrada al América y el reconocimiento de que «El Gato» se había equivocado al rechazarlo.
Tras iniciar en el futbol amateur «El Grandote de Cerro Azul» (1.88 mts), debutó en 1984 con el América, donde hizo dos goles al entrar de cambio.
En diversas entrevistas Hermosillo ha declarado que cuando llegó al equipo no tenía técnica individual y el entrenador Carlos Reinoso no se explicaba cómo había hecho tantos goles si «el balón le rebotaba». Pero se disciplinó y trabajó en su forma de juego, a tal grado de presumir que jamás tuvo lesiones musculares. «De Reinoso aprendí que hay que salir a buscar el balón, no que éste llegue a ti», ha afirmado.
En su primera etapa en América compartió cancha con grandes figuras del americanismo de los años 80 como Luis Roberto Alves «Zague», Antonio Carlos Santos, Alfredo Tena, Javier Aguirre y Héctor Miguel Zelada.
Volar del nido y volverse Azul
La trayectoria de Hermosillo incluyó un breve paso por futbol europeo en el Standard Liège de Bélgica, y su regreso a México fue llevado a Rayados de Monterrey por el empresario Carlos Bremer, hasta por fin llegar a la razón por la que decidió ser futbolista: el Cruz Azul, donde logró marcar 33 goles en una temporada para a la postre convertirse en el máximo goleador del equipo Celeste. Un honor, que parece mantendrá por un buen tiempo. Después de sus 198 goles, le sigue Horacio López Salgado, retirado en 1979, con 133 tantos; y el tercero es Francisco Palencia, retirado en 2011, con 110 goles. Fernando Bustos y Eladio Vera completan los cinco máximos con 92 y 80 goles.
Tras 17 años en el futbol profesional, Hermosillo se retiró a la edad de 38 años acumulando tres títulos de goleo individual, siete campeonatos de liga y quizá uno de los momentos más memorables y anecdóticos del futbol mexicano: en 1997, sangrando del rostro al recibir patada en la cara del portero del León Ángel David Comizzo, fracturado de las costillas y usando un chaleco antibalas para protegerlas, cobró un penal en la final de invierno ante León que, además, fue gol de oro. Ese fue el último título del Cruz Azul que tras dos décadas de sequía volvió a ser campeó el 30 de mayo de 2021.
De futbolista a burócrata
Luego de cerrar su carrera deportiva en las Chivas del Guadalajara, siendo el segundo máximo goleador de Primera División en el país (solo por detrás de Evanivaldo Castro «Cabinho»), y uno de los cinco mejores anotadores de la Selección Mexicana junto con Cuauhtémoc Blanco, Luis Hernández, Jared Borgetti y Javier Hernández, incursionó en la burocracia del deporte.
Se desempeñó como director de la Conade durante el sexenio de Felipe Calderón del que salió desencantado «porque no era lo mismo criticar desde afuera a lidiar con la burocracia, las federaciones y el Comité Olímpico. Terminé preocupándome más por el presupuesto que por construir y hacer un cambio».
Por eso rechazó la invitación de Erika Alonso para ser director de Deporte en Puebla. A pesar de ello aún tiene en mente ser directivo, pero esta vez del Cruz Azul de toda su vida.