Una vez más ocurrió lo que todos se temían pero que nadie previó, a pesar de que ya se veía venir: tras varios días de tiroteos prácticamente a diario en Estados Unidos, otro adolescente desadaptado cometió una terrible masacre contra decenas de niños.
El tipo, que por cierto fue abatido, entró a una escuela donde imparten de primero a cuarto grado de primaria y armado con una pistola y un rifle, cometió una de las peores masacres en la historia de Estados Unidos, pues mató a su abuela, a una maestra y a 19 niños.
Si bien es incontable la lista de este tipo de crímenes en el vecino país, y que esto se vuelve una escena cotidiana, esta masacre impacta porque la mayoría de las víctimas son niños que estudiaban en una escuela localizada en un barrio pobre y habitado principalmente por latinos.
Incluso, desde ayer mismo se trabaja para conocer si entre algunas de las víctimas hay mexicanos, pues al cierre de la edición todavía desesperados padres de familia buscaban a sus hijos, pues muchos niños huyeron despavoridos al presenciar la matanza.
Las escenas son inenarrables, pues cómo explicar a niños por qué un joven mató a sus compañeros a la vista de todos, ¿cómo hacerlos sentir que no toda la gente es mala? Y surgen más preguntas: ¿por qué si Estados Unidos, que es una nación de primer mundo y en donde quiera que hay conflicto interviene, por qué no hace algo por sus ciudadanos?, ¿por qué no tienen una legislación clara sobre la adquisición y uso de armas?, ¿por qué cualquier persona puede tener armamento en su poder?, ¿por qué no había guardias en la entrada de la escuela?, ¿por qué?…
Hasta el mismo presidente Biden se manifestó en una obligada conferencia de prensa y que ofreció, literal, cuando descendió del avión que lo trajo de regreso de su gira por Asia, y lo primero que exclamó fue: “¿Cuándo, en el nombre de Dios, vamos a enfrentarnos a los grupos de presión de las armas? ¿Cuándo, en el nombre de Dios, vamos a hacer lo que en el fondo sabemos que hay que hacer?”. Si él no lo sabe, que es el hombre más poderoso del mundo, ¿quién sí?
Habrá teorías, lamentos, críticas, pero es necesario poner el dedo en la llaga y pensar que la sociedad es parte del problema, porque todo mundo lo veía venir pero nadie hizo nada. Muchos padres de familia son indirectamente responsables de estas tragedias, porque desde niños, por lo menos en nuestra cultura, se les inculcan a los niños el uso de juguetes bélicos, las pistolas, además del mal vicio de los videojuegos, en los que casi todos hablan de muerte, violencia y destrucción, y no olvidemos que el mal ejemplo cunde, y seguramente el adolescente autor de esta espeluznante masacre se vio influenciado por otros hechos cometidos a través de los años en una nación que presume ser muy civilizada.
Definitivamente todos opinan, todos juzgan, pero nadie pone remedio y por lo menos en la casa de 19 niños y dos adultos se vive un luto obligado por las acciones de una mente enferma que dio muchas señales y nadie las detectó.