Pamplona.- El francés Sebastián Castella paseó la única oreja concedida, muy generosamente, en el festejo de hoy de los Sanfermines, en el que el peruano Roca Rey tuvo una actuación especialmente espesa y el riojano Diego Urdiales instrumentó los únicos y contados muletazos de auténtica calidad y hondura.
Otro de los hechos significativos de la tarde fue que Roca Rey saliera por primera vez a pie de la plaza de Pamplona, ya que hasta hoy contaba por salidas a hombros, un total de cinco, todas sus presencias en el ruedo navarro.
Pero con dos faenas de escasa fluidez y sin claridad de ideas, el peruano desaprovechó no solo la calidad del mejor y más bravo toro de la corrida, que fue el tercero, sino también la gran predisposición al aplauso que le mostraron los tendidos de sombra y, sobre todo, los de sol, que incluso le animaron con sus cánticos.
Ese tercer "jandilla", de cuerpo terciado y vareado tras dos aparatosos y astifísimos pitones, fue el que puso la emoción al encuentro repitiendo sus embestidas con recorrido hasta que, ya mediado su motor y sin tanta colaboración del animal, Castella no acertó a ligarle los muletazos, por lo que se dio a un toreo efectista en busca de una oreja que, dolorido de una reciente lesión, perdió por sus repetidos fallos con el descabello.
Peor se le vio con el sexto, un toro con movilidad pero sin gran clase, al que no llegó a dar un solo muletazo que no resultara enganchado. El viernes, como único torero que repite en la feria, tiene la ocasión de desquitarse del mal sabor de boca y de resarcir de tanta decepción a un público que le esperaba con expectación.
Claro que tampoco la faena que le valió esa barata y solitaria oreja a Sebastián Castella pasará a la historia, pues vino a premiar un trasteo mecánico y desangelado a un toro noble, con duración y especialmente profundo en sus embestidas por el pitón izquierdo, por donde el francés apenas se puso.
Fue básicamente una estocada a la primera, como es casi norma de esta plaza, lo que hizo que asomaran los pañuelos en el tendido, en medio de un ambiente festivo y amable que no cesó ni con el tedioso trasteo que Castella le hizo al descastado segundo.
Paradójicamente, Diego Urdiales, que apechó con el peor lote, fue el torero que instrumentó los mejores y más hondos muletazos de la tarde, aunque contados por la medida raza del noble y dúctil "jandilla" que abrió plaza, ya que el sexto, con hechuras de bisonte de Altamira, fue un manso rajado al que, al menos, el riojano sujetó las ganas de huir a tablas.
Con todo, esa primera faena de Urdiales acabó siendo, finalmente, la más estimable y destacada de la corrida, porque incluyó las únicas verónicas que se dieron en toda la tarde, un par de series de derechazos de mando, temple y gusto, así como un cierre por ayudados por bajo de gran hondura, pero sin más premio que una ovación de reconocimiento por su poca contundencia con la espada.
————-
FICHA DEL FESTEJO:
Seis toros de Jandilla (1º y 6º con el hierro de Vegahermosa), de muy desigual presentación, con tres ejemplares grandones y de feas hechuras y otros tres terciados y de escasas carnes, que se "taparon" por los pitones. Dispares también de juego, la mayoría resultaron desrazados, aunque los hubo también nobles y manejables y solo uno bravo y con calidad, el tercero.
Diego Urdiales, de azul rey y oro: pinchazo, estocada contraria perpendicular y tres descabellos (ovación tras aviso); media estocada (silencio).
Sebastián Castella, de lila y oro: pinchazo, media estocada atravesada y descabello (silencio); estocada desprendida (oreja).
Roca Rey, de gris perla y plata: pinchazo hondo y once descabellos (silencio tras dos avisos); pinchazo hondo, media estocada y tres descabellos (silencio).
Entre las cuadrillas destacó la brega de El Víctor y de José Chacón con primero y quinto, respectivamente.
Sexto festejo de abono de la feria de San Fermín, con cartel de "no hay billetes" en las tquillas (19 800 espectadores), en tarde calurosa.