“Nunca le hemos pedido la cabeza de un periodista a ningún dueño de medio. Como diría el clásico: ‘¿Y yo por qué?’”.
ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR
Dice el presidente Andrés Manuel López Obrador que “Nunca en más de un siglo se había insultado tanto a un Presidente de México, y la respuesta ha sido la tolerancia y la no censura”.
Pero ¿realmente no ha habido censura? La salida de algunos conductores de medios ha sido presentada como prueba de intervenciones gubernamentales. Se dijo en el caso de Carlos Loret de Mola, por ejemplo, aunque la información disponible señala que dejó de trabajar en Televisa por falta de un acuerdo para renovar su contrato. El periodista no ha dejado de colaborar con otros medios ni ha protestado por una censura.
Las sanciones a la revista Nexos sí representan, en cambio, un posible acto de censura. La secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, dice que sólo ha aplicado una sanción administrativa, pero sus propios comentarios la delatan: “Los editores de Nexos son los más férreos propulsores del Estado mínimo. Hoy pueden seguir publicando libremente sus ideas sin depender del Estado”.
La inhabilitación por dos años y multa de 999,400 pesos son producto de un anuncio de 74 mil pesos, con IVA, contratado por el IMSS en 2018. La revista niega haber cometido irregularidades y ha hecho públicos los documentos que comprueban que cumplió con todos los requisitos, incluido tener sus pagos de Infonavit al día. Dos años después, bajo López Obrador, la Secretaría de la Función Pública realizó una investigación sin buscar la posición de Nexos y determinó de manera unilateral que la revista había presentado un documento falso. Frente a los documentos publicados por la revista, parece más bien que la sanción tuvo un fundamento político.
No sé si esta acción contra Nexos fue autorizada personalmente por López Obrador, pero el Presidente ha tenido hasta ahora un arma más fuerte que la censura para combatir a sus críticos. Sus mañaneras son muy poderosas, un nuevo medio de comunicación, y le permiten mandar mensajes directamente a la población. Una y otra vez ha descalificado en ellas a los medios que percibe como críticos. El Reforma ha sido el más cuestionado, pero se ha lanzado también contra otros. En julio de 2019 declaró que “Proceso no se portó bien con nosotros, ya casi no lo leo”, lo cual era significativo porque este semanario fue durante mucho tiempo una de las Biblias del movimiento de López Obrador.
La decisión ahora de Proceso de prescindir de las colaboraciones de John Ackerman, no sólo esposo de la secretaria Sandoval sino uno de los propagandistas más activos y poderosos de la Cuarta Transformación, ha generado turbulencia adicional. Ackerman se quejó de haber sido víctima de censura, a lo que Jorge Carrasco, director de la revista, respondió: “Proceso hace periodismo. El proyecto político es el tuyo”.
El ejemplo del Presidente que ataca a medios y periodistas lo han adoptado varios de sus subalternos. La directora de Notimex, Sanjuana Martínez, utiliza la cuenta de Twitter de la institución para descalificar a periodistas, como María Scherer, hija del fundador de Proceso. “¿Por qué creen que Julio Scherer nunca hizo directora de Proceso a su hija María? —escribió—. Porque sabía que destruiría la revista”.
Aunque no guarda las formas, hasta ahora el Presidente ha sido razonablemente respetuoso de la libertad de expresión. Ha preferido usar las armas de la propaganda antes que la censura. Por eso mismo preocupa el caso de Nexos.
MASCOTAS
Una vez más AMLO imparte su particular visión de los pobres. “Si tiene uno una mascota, un gatito, un perrito, ¿qué no lo cuida uno, no le da uno de comer? ¿O le dice vete tú a buscar tu comida?”. Los pobres son para él como mascotas que hay que alimentar. No pueden ni deben superar la pobreza.
Twitter: @SergioSarmiento