Es evidente que la pandemia, pero sobre todo la pésima gestión de la economía ante la emergencia sanitaria, complicó el panorama de todos los sectores productivos mexicanos, prácticamente desamparados por el gobierno federal, quien sigue negando la evidencia y habla de que estamos prácticamente en las vías de la recuperación, una recuperación que se funda en poderes mágicos.
Los datos revelados ayer por el INEGI, no hacen sino confirmar lo que ya sabemos todos, pues cada cual, en sus particulares circunstancias, se ha visto afectado por la más profunda crisis económica de las últimas décadas, que para el caso mexicano es mucho decir, acostumbrados como estamos a estos tropezones frecuentes de nuestra economía, aunque hay que precisar que esto, más que tropezón, fue un desbarrancamiento.
Así como suena, según su principal indicador, el del Producto Interior Bruto, la caída fue del 18.9%, aunque se sabe que hay sectores cuyo valor de producción descendió mucho más que eso, lo que se traduce en la pérdida de millones de empleos y el cierre de decenas de miles de negocios, sobre todo los de tamaño pequeño y mediano.
En una cosa podemos coincidir con el presidente: él ya esperaba esos datos, según confesó ayer, y los bolsillos de todos nosotros ya lo sabíamos, aunque faltaba precisar el tamaño de la desgracia en porcentaje, aunque en nada podemos discrepar más que en la afirmación presidencial de que ‘ya pasó lo peor’ y de que su estrategia contra la crisis provocada por la pandemia había funcionado, pues esa estrategia se resume en la frase ‘sálvese quien pueda’, por conceder que existió algún tipo de medidas para ayudar a los sectores productivos.
Lo cierto, al margen de un optimismo presidencial que se funda en ese pensamiento mágico que ya nos está costando demasiado, es que la caída trimestral del PIB es la quinta consecutiva, lo que nos habla de 15 años en que nuestra economía funciona en negativo, de manera tan señalada que para la salud mental de todos los mexicanos lo bueno es que el mandatario ya no habla ni de su cacareado bienestar, ni de esos famosos otros datos, pues los que tenemos a la mano son los que genera la administración.
Sí habló AMLO de ‘signos de que la economía se está recuperando en junio’, aunque esperaremos, con ansia loca, que pronto se nos informe dónde es que podemos ver esas señales de recuperación y de creación de empleos, para ver si así se nos contagia esa hermosa visión de mañana que llena al presidente, y que ya nos urge a todos.
Supongo que, por lo pronto, y en lo que vemos si se aparece Arturo Herrera, nos tendremos que alegrar y conformar con la gran noticia de que sí habrá Grito, el 15 de septiembre, y hasta desfile al día siguiente.