Veracruz (México), 29 ago (EFE).- El puerto petrolero de Coatzacoalcos, en el este de México, sufrió uno de los peores golpes de la delincuencia organizada con la matanza de 29 personas en un bar nocturno, un macabro suceso que exhibe la disputa entre carteles existente en esta región desde hace más de una década.
El ataque incendiario contra un centro nocturno ha dejado hasta el momento 29 muertos, el último de ellos fallecido este jueves en la mañana, y una decena de heridos algunos de ellos todavía graves.
El suceso supone una lanza envenenada más para la población de una región de una gran pujanza económica, cuya bonanza se convirtió en un lastre en los últimos años.
Una región que abarca los municipios petroleros de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque, donde se asientan cuatro petroquímicas, una refinería y uno de los puertos de carga más importantes de México, ocupa los primeros lugares en incidencia delictiva.
Los secuestros, extorsiones, homicidios y cobro de piso (cuota para poder tener un negocio), figuran en los primeros cinco lugares de delitos denunciados y registrados en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En el sur de Veracruz, un estado bañado por el Golfo de México, todos los sectores han sido tocados por la delincuencia organizada, ya sea maestros, doctores, petroleros, comerciantes y empresarios, quienes organizados han encabezado un sin fin de manifestaciones públicas para exigir un alto a la violencia.
«Con este tipo de eventos vemos que está peor la situación, cada día más», dijo a Efe el habitante de Coatzacoalcos Osvaldo, de 29 años, quien pidió un «cambio de estrategia» y la captura de criminales para apaciguar la situación.
Un comando de élite de 120 efectivos de diversos cuerpos militares y policiales se movilizaron este miércoles para identificar y detener a los autores de la masacre.
Para el investigador Martín Aguilar Sánchez, la violencia registrada últimamente en esa zona se circunscribe tanto a los años de agresiones como a un escenario de transición «lenta» de Veracruz, una entidad que en menos de tres años pasó de un partido de centro izquierda, a uno de derecha y ahora a uno de izquierda.
«Esto se da en un proceso de alternancia estatal ahora con Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Un proceso de transición de reestructuración del Estado y del sistema político, estamos en una etapa donde el proceso de cambio va muy lento», alertó el investigador de tiempo completo del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Veracruzana.
En 2016, el candidato del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Miguel Ángel Yunes Linares le arrebató la gubernatura al Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien había detentado el poder durante 85 años.
Dos años más tarde, en 2018, el izquierdista Cuitláhuac García Jiménez, del partido Morena, del presidente Andrés Manuel López Obrador, ganó las elecciones de gobernador.
«Estamos en una etapa donde el proceso de canje del sistema político va muy lento. Pero además tenemos un alto grado de descomposición social», afirmó a Efe el doctor en Ciencia Política por el Instituto de Estudios Políticos de Grenoble.
En Veracruz, según áreas de inteligencia de la Secretaría de Marina y del Ejército Mexicano, los cárteles de los Zetas, Jalisco Nueva Generación y del Golfo están enfrentados por el control territorial.
Se disputan las rutas de transporte de drogas y de paso de migrantes, el cobro de derecho de piso (extorsión a negocios) y la industria del secuestro en una entidad de alta producción agropecuaria, petrolera y con uno de los puertos de carga más importantes del país.
Aguilar, recordó que durante los gobiernos del PRI encabezados por Fidel Herrera Beltrán (2004-2010) y Javier Duarte de Ochoa (2010-2016), se mencionó constantemente la alianza del Estado con grupos criminales (Los Zetas y Cartel Jalisco Nueva Generación).
«Se hablaba del gobierno y de alianzas con la delincuencia organizada. En este momento hay un cambio donde los principales grupos y funcionarios se plantean una distancia con la delincuencia organizada, pero eso no implica que automáticamente se solucionen los problemas de violencia que enfrenta el estado», alertó.
Al llegar al Gobierno de Veracruz en diciembre de 2018, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez se comprometió a disminuir en un periodo de dos años los altos niveles de violencia.
«Continuamos con la etapa de violencia que viene de largo tiempo en Veracruz y en México y no se han podido implementar políticas publicas eficaces para detener la descomposición social», advirtió.
En abril del presente año, sicarios irrumpieron en un salón de fiestas y mataron a trece personas, entre ellas a un bebé de un año, en el municipio de Minatitlán, zona conurbada a Coatzacoalcos.
La violencia obligó al gobierno federal al envío de más de mil elementos de la Guardia Nacional, un grupo recientemente formado por militares, marinos y Policía Federal, para contener a la delincuencia, no exento de polémica por quienes consideran que perpetúa la presencia del Ejército en las calles.
En este escenario, el alcalde de Coatzacoalcos, Victor Manuel Carranza, emanado del partido Morena, condenó el último ataque al centro nocturno y advirtió que no pueden tolerar a la delincuencia ni a la impunidad.