México, 25 ene (EFE).- Aproximadamente 15.000 personas mueren cada año en México a causa de la contaminación, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras el éxodo a las ciudades, reconoce el Gobierno, sigue imparable, un escenario en el que la educación ambiental se abre paso a ritmo lento.
«Necesitamos mucho trabajo para que todos nos hagamos cargo de nuestra basura, nuestros desechos y nuestro impacto, y seamos más conscientes del daño a la naturaleza», explicó a Efe la investigadora de la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM) Patricia Escalante con motivo del Día Mundial de la Educación Ambiental, que se celebra este domingo.
Escalante advirtió de la necesidad de hacer pedagogía para convencer de «actuar ya», sobre todo en materia de reforestación, para evitar vivir en el país situaciones parecidas a la de los incendios reciente en Australia.
Para la representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México, Lina Pohl, el problema en México no es tanto de percepción, sino de la carencia de estructuras que permitan actuar a la gente.
«La educación ambiental va mucho más allá del tema de conciencia. Supone, sobre todo ahora, con el aumento de la población mundial, con el deterioro de los recursos naturales, con la creciente urbanización, con el cambio climático, cambiar el enfoque de producción y consumo para hacerlo más sostenible», opinó Pohl.
NUEVAS TÉCNICAS EN AGRICULTURA
La representante de la FAO lamentó en entrevista con Efe la lenta transformación de la agricultura en todo el mundo, pese a empezar a ver «algunos cambios reales en la forma de producir y de consumir».
«México en particular ha tenido avances extraordinarios, aunque no suficientes. Por ejemplo, un elemento esencial en el tema de la educación ambiental es el etiquetado frontal de alimentos. Que la gente sepa qué está consumiendo», aseguró.
Pohl auguró que los etiquetados, en su siguiente avance, contendrán información de cómo se producen los alimentos y de qué recursos naturales se usaron para elaborarlos.
Un primer paso para rediseñar la manera de generar comida en México, decimoprimer país en producción mundial de alimentos según el Gobierno, es el proyecto federal Sembrando Vida, un plan que otorga subsidios a pequeños campesinos que trabajen cultivos tradicionales y árboles frutales y maderales.
«El programa Sembrando Vida es interesante pero no es suficiente. Se requiere también una campaña educativa en la que participe la sociedad», reclamó Escalante.
Pohl también pidió más medidas de este tipo, aunque valoró el proyecto positivamente por lo sustentable de las prácticas que promueve y celebró que dependa de la Secretaría de Bienestar, en vez de estar coordinado por otro organismo centrado en la producción.
«El centro es el ser humano. Cómo generamos condiciones en los productores para que logren hacer esa transformación y pueda haber productividad y modo de vida pero que sea sostenible», destacó.
Ese programa es el paradigma del lento despertar ambiental que está viviendo el mundo en general y México en particular, ya que los expertos consultados coinciden en señalar un cambio de actitud.
«A pesar de que nos falta mucho por avanzar en el tema de educación ambiental, sí creo que estamos ya tomando mayor conciencia. Y los jóvenes, las nuevas generaciones, están también avanzando en ello», argumentó el director general de la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida (AMHPAC), Alfredo Díaz.
Díaz insistió en la importancia de «profundizar en la educación ambiental» en los jóvenes y puso su mirada en la tendencia migratoria hacia las ciudades. «Si educamos ambientalmente a los jóvenes en las zonas rurales, ya llevarán una conciencia a las ciudades si emigran», pronosticó.
El Consejo Nacional de Población (CONAPO) de México estima que el país tendrá en el 2050 25,5 millones de nuevos ciudadanos, de los cuales el 12,5 % vivirán en el céntrico Estado de México, colindante con la capital.
Por ello, Pohl planteó como «el mayor reto» actual la sinergia entre el mundo rural y el urbano, sobre todo al contar también con la amenaza del cambio climático.
«Sembrando Vida tiene respuestas para la agricultura urbana y periurbana integrada en estos nuevos conceptos. Creo que eso es muy importante porque realmente la agricultura se está transformando y tiene que transformarse más a nivel mundial, pero tiene que hacerlo con mucha innovación, con mucha tecnología», concluyó.