CIUDAD DE MÉXICO, enero 7 (EL UNIVERSAL).- El café soluble es una bebida consumida por muchas personas alrededor del mundo, es una alternativa sencilla que en menos de cinco minutos está hecha. En los últimos tiempos el consumo de café soluble ha aumentado considerablemente, mientras que tomar café de grano se ha convertido en una práctica más exclusiva de los amantes de esta bebida.
Un estudio realizado por Euromonitor en 2014 sugiere que más del 50 por ciento de la población mundial prefiere tomar café instantáneo antes que una taza de café recién tostado. Además, entre los años 2000 y 2014, las ventas de este producto se triplicaron.
Sus diferencias
Primero que nada es importante hablar de la elaboración. Para preparar un café instantáneo el proceso es sencillo, agrega una cucharada del café a la taza, después vierte agua caliente y en pocos minutos tu bebida estará lista. Mientras que el café de grano requiere de pasos más complejos, que implica moler los granos, calentar agua y utilizar algún método de extracción (desde una cafetera americana o un chemex o v60), para después retirar el residuo del café del filtro y desecharlo.
¿Cuánto cuesta?
Sin duda el valor es una diferencia considerable entre ambos tipos de café, pues el soluble tiene un precio mucho más económico que el de grano, pero en cuanto a la relación calidad-precio, el café de grano se lleva la ventaja.
La elaboración sin duda tiene mucho que ver cuando elegimos entre el café instantáneo y el café de grano. Para la producción del instantáneo, se utiliza la variedad de café robusta, la cual es de menor calidad que la arábica, además de que se puede cultivar en más zonas y su producción es bastante más económica, por lo que el sabor de la bebida es de menor calidad que la producida con café arábico.
Las marcas y su influencia
En la industria cafetera las marcas también juegan un papel importante en la producción y la distribución del café, además de que sus precios varían de formas a veces considerables. Elías Herrera de la Cruz, barista radicado en la Ciudad de México e instructor, nos cuenta que el café en grano depende de muchos factores, lo principal es la marca aunque, lamentablemente, no siempre las buenas marcas comercializan un buen café.
Además de la marca, otro factor es la región o país de donde se traiga el café. Los lugares más comunes como México, Colombia, Brasil, Costa Rica e inclusive Nicaragua, donde los precios del café se colocan entre los 200, 300 o 400 pesos el kilogramo.
No obstante, los cafés soluble o liofilizados se van más por marca comercial. Últimamente la firma que está muy cotizada es «Jacob» que anda entre los 80 o 90 pesos por 100 gramos, y la linea de Nestle «Taster’s choice» que tiene un precio de 85 pesos en su presentación de 190 gramos, comenta Elías.
La producción y sus problemas
Para Jesús Salazar, catador profesional de café y propietario de Cafeólogo, cada nicho tiene su propio estándar de calidad en cuanto al café soluble, y no están a la altura de un café de grano. La experiencia sensorial, es decir, el perfil de aromas y sabores que podemos encontrar en una taza de café de grano es totalmente diferente al de un soluble, pues muchas características sensoriales se pierden cuando se liofiliza el café.
El café instantáneo no es producido con materias primas de calidad por lo que pierde demasiado el sabor a café clásico, dejando un «pobre sabor» en la bebida y golpeando tanto al consumidor como el productor, porque no es rentable este tipo de elaboración de café.
Además de la situación que atraviesan estos productores, pues ciertas empresas otorgan algunos «beneficios» y estrategias económicas que mantienen al productor trabajando en el campo al pagarle por adelantado o proporcionarle un préstamo.