Hay quienes ya están suponiendo que las barbaridades que dice, con perfecta asiduidad el líder de MORENA, Alfonso Ramírez Cuéllar, que quitan el aliento por sus descabelladas propuestas, son siempre iniciativas que salen de alguna cabeza maquiavélica, justo cuando se quiere dejar en segundo plano alguna decisión presidencial que puede causar revuelo y oposición, tal el caso de la propuesta de convertir al INEGI en una KGB tropical, que a muchos provocó que se olvidaran asuntos como el acuerdo que pretende devolver a la CFE el monopolio de la generación eléctrica.
Y es que se comenzaba a discutir no la ya debatible idea de devolverle todas las facultades para generar electricidad a la paraestatal, otra de las ruinas del Estado nacionalista mexicano, sino que se haría a costa de volver a usar para ello carbón y petróleo, obstaculizando del desarrollo de un modelo de generación de energías sustentables y violentando contratos ya firmados por México y empresas extranjeras, reforzando la idea que cunde en el mundo de que no hay certeza jurídica para invertir en nuestro país.
Otro asunto que pasó de largo fue la adjudicación directa, es decir, fuera de la ley, de las obras de construcción de uno de los tramos del cuestionable Tren Maya, a una de las empresas consentidas de AMLO, porque según vemos en esto de los fifís, portentados y conservadores también hay clases, pues existen fifís muy fifís, muy conservadores y millonarios de lista Forbes, que desde los tiempos de la jefatura de Gobierno fueron y son consentidos, es decir, fifís buenos.