En días atrás cuando nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, anunció el decretó donde se establecían las actividades esenciales para el funcionamiento de la economía del país, dejando en claro que las actividades que no estuvieran ahí establecidas tendrían que parar, observamos que la construcción no era considerada una actividad esencial. ¿Por qué? No lo sabemos, no sabemos si el presidente sabe que el sector de la construcción representa parte importante del PIB y genera cientos de miles de empleos en todo México.
No pasaron más de 24 horas del decreto cuando la CANACEM (Cámara Nacional del Cemento) informó que las
cementeras del país para sus operaciones ya que tampoco eran consideradas actividades esenciales. Esto provocó que el ramo de la construcción parara, ahora sí, sus actividades al cien por ciento, pues sin cemento es imposible llevar a cabo una obra. Es el material fundamental para cualquier construcción.
Es muy lamentable que al ver el impacto económico que su decreto iba a provocar en la economía del país AMLO no se haya reivindicado y se haya dejado llevar por su egocentrismo y orgullo al no declarar a nuestro sector como esencial, pero eso sí, permitiendo que sus obras, es decir, el Tren Maya, Santa Lucía y Dos Bocas, continuaran construyéndose. De hecho a las cementeras se les permitió operar pero solo para surtir de material a esas tres obras. Presidente, ¿es en serio su postura?