La sexóloga y activista Marcela Martínez Roaro manifestó que con todo el respeto que se merece el Obispo de Aguascalientes, no se le puede dar credibilidad a lo que diga él o el Frente Nacional por la Familia con respecto al tema del aborto, ya que hablan de manera visceral, “hablar por hablar”.
En este sentido le hizo la sugerencia al señor Obispo a que viera el significado de la palabra masacre y tener cuidado con el uso de las palabras.
Asimismo aclaró que un aborto no es causa de gusto, porque lo ideal sería que ninguna mujer se tuviera que enfrentar a dicho procedimiento y llegar a morir en la clandestinidad, por lo que ahora se puede ofrecer apoyo médico adecuado.
La activista señaló que los números reales de procedimientos de aborto son los que dé a conocer el ISEA, pero la cifra negra es difícil de saber.
Sin embargo, la sexóloga indicó que sería interesante conocer el número de abortos que se realizan por embarazos impuestos u obligados; o si fueron practicados por otras circunstancias por estar en riesgo la vida, la salud o situaciones económicas complicadas; “juzgar a una mujer que aborta nace de una ignorancia y hablar a la ligera”.
Por otro lado consideró como torpe el revés por parte de la anterior Legislatura para reducir de 12 a 6 semanas la interrupción del embarazo, “es una terrible violación a una resolución de la Suprema Corte de Justicia en los derechos de las mujeres, mismos que deben ser progresivos”.
Insistió en que es necesaria una educación sexual oportuna y la implementación de políticas públicas en las que se promueva el uso de métodos anticonceptivos para que las familias sean planeadas y por ende no tener que llegar a un aborto.
Agregó que la atención debe centrarse en el tema para que las mujeres no se embaracen, a través de campañas de difusión de alto impacto, ya que no se puede prohibir ni ocultar la realidad.