Tomar una copa de vino tinto al día no es malo y tampoco causa adicción, pues está plena y científicamente comprobado que esa práctica ordinaria ayuda a tener un corazón más sano y fuerte ante cualquier eventualidad cardíaca; como en el consumo de cualquier tipo de bebida alcohólica, el problema está en los excesos, aseguró el cardiólogo Edmundo Bayram Llamas, tras señalar que no es mito el beneficio que genera consumir en particular ese tipo de bebida.
Tan no es malo que, independientemente de la hora o el momento como puede ser previo o durante la ingesta de alimentos, los médicos de todo el mundo recomiendan una copa de vino tinto al día para tener un corazón sano.
Empero, se debe tomar en cuenta que este beneficio para el órgano más importante del cuerpo es que sólo se producen si el consumo se realiza con moderación. Tomar más de dos copas de vino al día es perjudicial para la salud, y, desde luego, el sobreconsumo excesivo y a largo plazo de alcohol está fuertemente vinculado a problemas del corazón, derrames cerebrales, hepatitis, cáncer, diabetes y la muerte, por lo que no se debe exceder en la bebida de ningún tipo de producto con contenido de alcohol.
MITO O REALIDAD
¿Es cierto que el vino tinto es beneficioso para la salud del corazón o es un mito?, se le interrogó al director de la Fundación Cardiovascular de Aguascalientes.
La respuesta fue casi de inmediato y la justificó con resultados de estudios que se han realizado sobre ese tema: Las investigaciones que se han realizado concluyen que el consumo moderado de vino tinto es beneficioso para la salud cardiovascular.
El doctor Bayram aseveró que la disyuntiva causa-efecto de los beneficios del vino para la salud es una de las cosas que más intriga a científicos de todo el mundo. Durante décadas investigadores de todo el planeta se han planteado la incógnita de por qué es beneficioso el consumo de vino tinto para la salud.
Nuevas hipótesis plantean ahora la posibilidad de que las ventajas que se pensaba eran específicas para el vino tinto en realidad puede ir mucho más allá del vino.
Explicó, en ese sentido, que epidemiólogos franceses popularizaron el mito de la «paradoja francesa», en la década de 1980, al referirse a un fenómeno en el que las personas parecen tener tasas más bajas de enfermedades del corazón a pesar de comer grandes cantidades de grasas saturadas y colesterol. Poco después, los científicos se apresuraron a llegar a una explicación asociada al consumo de vino.
La más popular de las teorías es que el corazón recibe directamente los beneficios del Resveratrol, un compuesto de origen vegetal que producen de forma natural muchos tipos de plantas -la vid entre ellas- para defenderse de agresiones externas. Este producto químico se encuentra también presente en los frutos de algunas de estas plantas, como bayas rojas, uvas o frutos secos (nueces, cacahuetes…), sin embargo, sólo en el vino tinto su presencia es lo suficientemente grande como para producir efectos saludables.
El cardiólogo explicó que esto posiblemente se deba a la particular forma de elaboración de los tintos, donde se requieren una mayor concentración de frutos, un riguroso prensado y un período de maceración, todo ello propiciando una mejor y mayor extracción de Resveratrol presente en las pieles de las uvas.
Los científicos creían que era exclusivamente la actividad antioxidante de este compuesto lo que protegía al corazón frente a enfermedades cardiovasculares, pero recientes estudios apuntan a que no sólo el Resveratrol es el responsable de un corazón sano, existe otro compuesto que podría formar parte de la ecuación: El alcohol.
CON MODERACIÓN EL ALCOHOL ES BUENO
Ahora una prometedora teoría sugiere que los beneficios pueden no estar presentes específicamente en el vino tinto, blanco, rosado o de cualquier otra tonalidad, sino también en el alcohol de una manera más general.
Está comprobado que en las bebidas alcohólicas, incluyendo el vino, se encuentran presentes varios tipos diferentes de alcohol. El tipo de alcohol más habitual, tanto en el vino como en otras bebidas, es el etanol, popularmente conocido como alcohol etílico. La cantidad de etanol en una bebida varía en función del tipo de elaboración y, lógicamente, de la cantidad o tamaño de la copa. En general las bebidas destiladas, como el ron, el vodka, el whisky o el aguardiente tienden a tener graduaciones más elevadas -alrededor del 40% en volumen-. Sin embargo, las bebidas fermentadas, como la cerveza, la sidra o el vino, su presencia es significativamente menor, entre 10-15% en vinos y un promedio del 5% en sidras y cervezas.
Los nuevos estudios sugieren que el etanol afecta a los niveles de colesterol, que está presente en todas las células de nuestro cuerpo. El colesterol es necesario y beneficioso para el organismo, ya que es responsable del buen funcionamiento celular, así como de la producción de hormonas y la asimilación de vitaminas y otros nutrientes.
Sin embargo, un exceso de colesterol puede ser perjudicial, incluso mortal, especialmente si se acumula en la sangre.
El cardiólogo explicó que se tenía la creencia que el colesterol procedente de los alimentos ricos en grasas saturadas, como los huevos, la carne, las aves de corral y determinados productos lácteos, eleva los niveles de colesterol que circulan por la sangre, cuando la ciencia sugiere lo contrario.
Pese a ello, cuando el hígado produce más colesterol de lo normal pueden formarse acumulaciones en las paredes de las arterias (trombos). Esto hace que sea difícil para el corazón hacer circular la sangre y, en el peor de los casos, causar un ataque al corazón (infarto) o un aneurisma por el bloqueo de flujo sanguíneo al cerebro.
Si bien es importante mantener niveles saludables de los dos tipos de colesterol -el «bueno»- las lipoproteínas de alta densidad (HDL) y -el «malo»- las lipoproteínas de baja densidad (LDL), altos niveles del colesterol «malo» LDL pueden originar las mencionadas placas que obstruyen las arterias.
Por su parte, es importante mantener niveles saludables de colesterol HDL. El colesterol «bueno» que ayuda al transporte de excesos de colesterol LDL (malo) de regreso al hígado donde puede ser desechado.
Los estudios demuestran que el consumo moderado de alcohol de cualquier tipo eleva los niveles de colesterol «bueno» HDL mediante el aumento de la tasa que se transporta a través de la sangre. Por tanto, el consumo moderado o muy moderado, en el caso de destilados, de cualquier bebida alcohólica puede servir para mantener unas arterias limpias de placas, si bien la baja graduación alcohólica de las bebidas fermentadas y la adición de los efectos beneficiosos añadidos de los antioxidantes, como el Resveratrol, hacen del vino, especialmente del vino tinto, la mejor bebida del mundo para mantener un corazón y un sistema cardiovascular sano, siempre que sean consumido con moderación.
El doctor Bayram Llamas sostuvo que la investigación sugiere que un consumo moderado de vino es en realidad mejor para el corazón que evitar el alcohol en absoluto.