«Todo cambia, todo se transforma: todo sigue igual».
CARLOS MONSIVÁIS
Una vez más el Presidente se lanzó contra intelectuales, periódicos y revistas liberales que él considera conservadores. Ayer cuestionó a Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín, cuyas publicaciones «recibían apoyos especiales» y «siempre justificaban o guardaban silencio cuando se estaban cometiendo atracos al erario público y no hablaban de cómo se empobrecía al pueblo y cómo unos cuantos se hacían inmensamente ricos». Al periódico Reforma lo descalificó como «un boletín del conservadurismo».
El que una publicación venda publicidad o suscripciones no debería asombrar a nadie, ni es ilegal. Es falso, además, que Nexos o Letras Libres hayan ensalzado a los Gobiernos del PRI y del PAN, o que guardaran silencio ante los abusos del poder. Siempre fueron críticos del Gobierno; el problema es que lo siguen siendo.
López Obrador ha aplaudido siempre las críticas a sus predecesores, pero no las que lo tocan a él. Ayer se quejó de que estas dos revistas obtuvieron millones de pesos en publicidad o produjeron programas de televisión para entidades gubernamentales. Dio por hecho que la mención de cifras millonarias bastaba para demostrar su corrupción. Se quejó también de quienes impulsaron la transparencia: «Estos intelectuales, junto con el periódico Reforma y otros académicos e integrantes de la llamada sociedad civil, promovieron mucho lo de la transparencia, el que se creara un instituto de la transparencia, que al final de cuentas nunca transparentó nada de lo que realmente importaba que se supiera».
Si el Gobierno de López Obrador tiene pruebas de irregularidades, que tome medidas legales, pero hasta ahora la inhabilitación de Nexos por una supuesta omisión de pago al Infonavit parece una simple venganza. Nexos ha difundido el pago correspondiente.
La rabia del Presidente parece una reacción a las críticas. De Krauze dijo ayer: «Él estaba en contra del cambio verdadero, él me llamó Mesías Tropical». Y es verdad, pero Krauze también dijo de Fox que «dejó de ser presidente a los 24 minutos de ser presidente», de Calderón que su «guerra contra el narco» dejó un «aterrador balance: 60,000 muertos en seis años» y del PRI que «merece perder las elecciones por haber cometido y adoptado nuevamente actos de corrupción».
De Aguilar Camín, AMLO afirmó el 4 de septiembre: «Me insultó. No voy a repetir lo que me dijo porque está en redes sociales». Y, efectivamente, en una reunión privada en Zoom con ex-compañeros de escuela el novelista afirmó que el Presidente ha tomado «decisiones estúpidas» porque «quiere que este país esté jodido y empobrecido para poderlo gobernar», y «estará tan jodido el país» que probablemente el mandatario «pierda también la revocación del mandato, por pendejo y petulante». Pero era una reunión privada, que alguien grabó y difundió. ¿Empezará el Gobierno a perseguir opiniones expresadas en privado?
Nexos «nació en el seno de la izquierda», pero se mantuvo abierta a todas las corrientes. Carlos Pereyra Boldrini, Arturo Warman, Roger Bartra, Lorenzo Meyer, Carlos Monsiváis y muchos más participaron en ella. Apenas el 20 de agosto Gerardo Esquivel, economista vinculado a la 4T, señalaba en Twitter: «Yo siempre he encontrado en @nexosmexico un espacio abierto al diálogo y al debate».
El problema es que López Obrador está cada vez más alejado de los ideales de la izquierda liberal. Quiere «una sociedad uniformada donde el conjunto de los ciudadanos aplauda», en palabras de Luis de la Barreda Solórzano. Nada más lejos de una posición de izquierda o liberal.
MONTOS
Dice López Obrador que en 12 años, de 2006 a 2018, el Gobierno federal contrató 87 millones de pesos de publicidad en Nexos. Pero en uno solo, 2019, su Gobierno compró 251 millones en La Jornada. El solo monto no es prueba de corrupción.