El 12 de octubre la Jefatura de Oficina de la Presidencia publicó un comunicado de prensa que pasó desapercibido, pese a la gravedad del tema que advertía. El jefe de la Oficina, Alfonso Romo, afirmaba que había sido notificado que terceras personas se habían hecho parar por él y por miembros de su equipo de trabajo, para pedir dinero a cambio de “diversos fines”. Un mes antes, en respuesta a Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, la secretaria particular de Romo, Regina Sada, abordó el tema en los mismos términos del comunicado. Es decir, la alerta de lo que estaba sucediendo llegó, y debieron tomar acciones. Sin embargo, no fructificaron. Algo que se estaba pudriendo en algún lado del Palacio Nacional, porque continuaron las extorsiones.
Varios empresarios se han quejado de extorsiones por parte de quienes creen funcionarios del Gobierno federal, que motivó la primera comunicación de Salazar a Romo, y que continuaron con un patrón similar. En un caso a cuyos mensajes de WhatsApp se permitió tener acceso, un empresario a quien se investiga por presuntas irregularidades o ilegalidades en el campo de su negocio, recibió una llamada telefónica a principios de octubre, supuestamente de la oficina de Romo, donde le detallaban con precisión información financiera suya y de su empresa, que sólo las autoridades hacendarias, el SAT y él, podrían tener.
Por lo mismo, cuando le ofrecieron que Romo podría mediar con las autoridades para que hablaran y conciliaran, mediante una contribución de 10 millones de pesos para la campaña de salud del presidente Andrés Manuel López Obrador, aceptó la intermediación sin dudar, y como un acto de buena fe, hizo el depósito en una cuenta CLABE que le indicaron, que no era del Gobierno. Posteriormente recibió una carta supuestamente de Romo, que entre otras cosas, decía:
“1. Queda confirmada la reunión el día de Miércoles 14 de octubre del año en curso a las 10:00AM. En mi despacho privado en Palacio Nacional, se coordinará mi asistente personal el C. Lic. Víctor Ruiz. Para recibirte personalmente en nuestra reunión privada.
2. Te informo que HOY me llega por la tarde toda la información que he solicitado en privado, en cuanto a unas investigaciones que se tienen por parte de la UIF y de SHCP. (sobre supuesta evasión o deudas fiscales y pagos pendiente de impuestos). Pero mi promesa personal y política está firme para sacar adelante estos asuntos, haciendo mi compromiso de que todo quedará cerrado en su totalidad y sin problema alguno. Eso déjame a mí, desde mi trinchera lo voy a operar para que quede solucionado de inmediato.
3. Nuestro amigo y presidente de México te manda un saludos y fuerte abrazo! Te agradece de antemano el apoyo solicitado y recibido. Nuestro presidente me ha instruido para solicitarte una segunda y última solicitud de aportación por $35.0 (35 millones de pesos) más IVA. Dicha cantidad será para terminar el tema de campaña de salud que nuestro presidente nos ha solicitado en tiempo y forma. Esperando como siempre recibir tus atenciones al tema”.
Para animarlo, le dijo que a esa reunión estaban ya confirmados el Presidente, el jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, y las cabezas de Hacienda y Economía.
La carta agregaba: “Nuestro objetivo de reunión es claro y preciso es poner sobre la mesa todos los detalles que estén en contexto para que se cierren todo tipo investigaciones en contra de la empresa y de tu persona, o en su defecto te den todas las explicaciones de los temas a tratar, con el firme compromiso que aquí se trata de sumar esfuerzos en el desarrollo humano, empresarial en apoyo a pequeñas, micro, y medianas empresas para el crecimiento del país, en base a los planes que me comentaste vía telefónica, de igual manera te reitero que nuestro presidente de México, HOY en día requiere de gente exitosa y triunfadora como tú, amigo”.
En un siguiente mensaje por WhatsApp, el supuesto Romo le dijo que estaba pendiente de los datos fiscales para hacer los trámites deducibles de impuestos. El empresario no veía que se iba a materializar esa reunión y comenzó a tener dudas sobre las comunicaciones. La reunión que tenían programada se había aplazado, pero recibió otra petición de 20 millones de pesos, ante lo que respondió que en ese momento, por compromisos de nómina y pago a proveedores, no podía depositar. El supuesto jefe de Oficina, le respondió:
“Estimado, tengo un compromiso personal y político con tu persona y está confirmada la reunión, espero me apoyes por lo menos con una parte de lo solicitado por nuestro amigo para cubrir a la brevedad posible el tema que nos ocupa de campaña de salud que nos ha pedido nuestro presidente. En cuanto a lo expuesto en el informe que te mandé será así, todo el apoyo. En la reunión te comentaré más a detalle hay algunas cuestiones que sólo personalmente te las comentaré. Las investigaciones de la UIF están muy avanzadas pero todo tiene solución; al parecer tiene cuestiones y alegatos de evaluación fiscal, pero reitero, déjamelo a mí y desde mi trinchera todo quedará listo. Le informé a nuestro amigo de todos tus planes de apoyo a micro y pequeñas empresa, y está entusiasmado”.
El empresario ya no depositó nada ni tuvo junta alguna con Romo, cuya oficina ya ha solicitado que se investigue a quienes están utilizando información confidencial para extorsionar. No hay duda que para cometer esos delitos se tienen colaboración de funcionarios, por la calidad de información a la que tienen acceso, y el conocimiento de los colaboradores de Romo que figuran en los mensajes apócrifos. Tras el último mensaje, el empresario dejó de recibirlos. Por los menos, en un caso, se paró la extorsión. No se sabe si se detuvieron con aquellos otros en la misma situación.