Los costos de los servicios funerarios son de auténtico infarto, pues los paquetes completos de la preparación y velación de las personas fallecidas van desde los 8 mil y hasta los 120 mil pesos, según la calidad de los ataúdes y el tipo de despedida que decidan los deudos.
El costo de los servicios mortuorios se disparó entre un 15 y hasta un 40 por ciento tras la aparición de la pandemia, no obstante que en lo más álgido de la contingencia sanitaria lo que más se demandaba era el servicio de cremación para cumplir con los protocolos exigidos por las autoridades sanitarias y que obligaban a darle una despedida exprés a las personas fallecidas a causa del coronavirus.
Propietarios y empleados de funerarias revelaron a HIDROCÁLIDO que en muchos de los casos los precios de los paquetes funerarios “sí son para volverse a morir”, puesto que hay servicios por los que la gente sobre todo adinerada llega a pagar 120 mil pesos o más, “aunque la calidad de los ataúdes es la misma en una funeraria con alta demanda o reconocida que en una pequeña, pues en estos casos la agencia fúnebre lo que cobra es por el nombre o sus instalaciones, aunque a final de cuentas el servicio es el mismo en una agencia cara al de una económica”.
Los servicios funerarios con la selección de un ataúd metálico varían en su precio dependiendo de lo que ofrezca o maneje cada una las agencias fúnebres, pues por ejemplo hay quienes ofrecen servicios de 8 mil, 10 mil o 12 mil pesos, como los más económicos, pasando por luego por los que van de los 36 a los 70 mil pesos y hay otros donde se utilizan ataúdes de maderas finas y cuyo precio se va hasta los 120 mil pesos, “aunque hay gente que paga mucho más porque quiere darle la mejor de la despedida a su familiar y más cuando se trata de una persona reconocida, ahí no hay límites para el servicio fúnebre”.
Luego de señalar que las llamadas “funerarias caras” o de “moda” son las que más cobran por los servicios funerarios para los clientes, los empresarios del sector rechazaron que el suyo sea un negocio lucrativo; “es un servicio que tarde que temprano todos necesitamos y por el que se tiene que pagar, así sea por la cremación de los cuerpos o por cualquier ataúd modesto, pero claro que también hay quienes no se detienen al momento de vender los servicios y también hay quienes engañan y defraudan a la gente porque ofrecen lo que saben que no van a cumplir”.
“En esto hay de todo, dueños de funerarias y empleados que se pasan de vivos abusando de los muertos, sobre todo cuando por la necesidad de la gente ofrecen crédito para poder darle una despedida digna a su familiar fallecido, pues en esos casos hay quienes hacen impagable el servicio y los deudos ceden a esas condiciones leoninas”, explicaron empleados de empresas del ramo.
En los últimos dos años se dispararon los costos de las cajas de muerto y el uso de las instalaciones en las agencias funerarias, pues aunque la gran mayoría de las personas que fallecieron a causa de la pandemia fueron cremadas en cuestión de horas tras su muerte, sin embargo los proveedores de insumos y los dueños de las funerarias aprovecharon esa coyuntura para aumentar los precios todo lo relacionado con sus servicios.