Aguascalientes.- El pasado 2 de marzo del 2020 arrancó el Censo de Población y Vivienda con el cual se obtendrá información sobre las personas residentes en el país y sus condiciones de vida.
Los entrevistadores juegan uno de los papeles más importantes, sin su participación y compromiso no sería posible, no importando el clima, la distancia que tengan que caminar o las veces que deban regresar a la vivienda hasta encontrar a alguien que responda el cuestionario.
A pesar del calor extenuante y los rayos del sol que calan como si quisieran fulminar a quienes caminan por las calles, Conchita López en su papel de entrevistadora toca las puertas del fraccionamiento Vista Bella para realizar el censo para el cual fue contratada. Mujer llena de chispa, tiene 50 años, es madre y abuela. Nos comenta que ser entrevistadora la llena de orgullo ya que también participó en el Censo 2010 y le dejó una gran satisfacción. En esta ocasión las cosas son diferentes, el uso de la tecnología le daba un poco de miedo, pero aun así se postuló para participar y ser parte de este acontecimiento. Se ha encontrado con la desconfianza de la gente, pues se les piden datos personales y tienen miedo de que se vaya a filtrar alguna información para después querer asaltarlos o extorsionarlos.
Marco es licenciado en Mercadotecnia, tiene 25 años, egresado de la UAA y al verse desempleado vio la oportunidad y contestó la convocatoria. El habla del otro Aguascalientes, dice que sabía que existían las colonias como el Guadalupe Peralta y Valle de los Cactus por las situaciones de inseguridad, pero no se imaginaba la situación real que se vive ahí. Con gran asombro comenta que la mayoría de las casas están solas, las familias están compuestas por madres solteras o divorciadas que tienen que salir a trabajar y dejan solos a los hijos, ellos se crían solos, en la calle, lo que fomenta la delincuencia. Es una experiencia que te ayuda a conocer más la situación y el por qué de la zona conflictiva. Las casas son muy chiquitas y llegan a vivir hasta once personas, finaliza.
“Son alrededor de 151 mil representantes que recorrerán, localidades, colonias y calles para llegar a más de 45 millones de viviendas en todos los rincones de México”.
Licenciada en Administración de Empresas, Kathia cuenta con 25 años de edad, no trabaja en lo que estudió porque le piden mucha experiencia y lamentablemente no la tiene, es la mayor en su familia y fue la necesidad la que la impulsó a contestar la convocatoria para participar en el censo, nos cuenta que es todo un reto trabajar en esto, hay días que tienen que ir a las viviendas hasta en tres ocasiones pues la negativa es constante. “Las personas están en su casa, pero nos evaden”. Por las noches se hace acompañar por un familiar ya que la zona se vuelve peligrosa, pero su deber es terminar, comenta.
José Miguel tiene 22 años y fue invitado por un amigo para trabajar en el INEGI, es un joven desempleado que aprovechó la oportunidad, ya que cuenta con la disponibilidad de horario y las ganas de trabajar. A él le tocó ‘barrer’ una de las zonas más alejada de Lomas del Ajedrez y entre que lo persiguen los perros y la negativa de la gente no se rinde, trabaja de sol a sol hasta conseguir sus objetivos.
Roberto ha trabajado en el INEGI durante once años en diferentes departamentos con contratos eventuales, comenta que los censos son algo muy bonito que le permite conocer la situación de las personas, hay mucha gente con carencias que viven hacinados en una vivienda lo que le ha ayudado a valorar lo que él tiene. El joven de 33 años está encargado de entrevistar la zona de Villas de los Cactus, a pesar de ser una colonia muy conflictiva no ha tenido problemas con la inseguridad, sino que su principal obstáculo ha sido la desconfianza de la gente que piensa que los van a extorsionar, robar o secuestrar.
“En Aguascalientes se percibe un gran clima de inseguridad y desconfianza, les comentamos que sus datos personales están resguardados y es confidencial, portamos un gafete que nos identifica, tenemos un folio, las personas nos pueden investigar, somos personas seguras”.
Por su parte, Roció, ingeniera Agroindustrial es supervisora y algunas veces la hace de entrevistadora. Una joven alegre y carismática que sabe de la importancia del censo, pide a la gente que al menos les digan que no les abrirán o que no quieren contestar para no estar dando vueltas. En su experiencia se ha encontrado de todo, personas que hasta le han ofrecido un vaso de agua como otras que no le quieren abrir o que le han cerrado la puerta en la cara, pero eso no la desanima, dice que es una tarea muy dura, trabaja de lunes a lunes con jornadas que viene terminando hasta las once de la noche, pues es a la hora que es seguro que los ciudadanos ya estén en sus casas.