Se consumó algo que tiene preocupados a muchos, pues ayer fue aprobada la reforma eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Esto se veía venir, era obvio, porque nadie le dice no al Presidente en turno, pues aunque no se diga, se sabe que tal vez tenga consecuencias, que no represalias.
Este tema viene a sepultar todo lo que conocemos actualmente y de sus alcances no sabemos cuáles serán.
Pero algo bueno no será, ya que al momento en que se dio a conocer la propuesta, muchas voces surgieron en contra, principalmente del sector privado que será el más afectado, porque habrá una nueva regla en este juego: se limitará su participación en la generación eléctrica.
Aunque realmente el verdadero meollo es que se le dará preferencia a ese enorme ente gubernamental que es la Comisión Federal de Electricidad, o sea, que será otra vez un monopolio, que a decir verdad, nunca ha dejado de serlo.
Se teme y con razón, que tener las riendas desde el Gobierno no deja nada bueno, porque no hay contrapesos a las decisiones de una sola persona que, se ha visto en experiencias previas, aunque tengan un buen equipo de asesores, se termina por hacer lo que dice el mandatario en turno.
Ahora veremos realmente las consecuencias de la decisión de la Suprema Corte, pues los votos que hicieron la diferencia fueron de ministros allegados a López Obrador, lo que hacía predecible el resultado.
Lo que no sabemos qué venga son las consecuencias para la sociedad y las empresas particulares que en los últimos años apostaron a este sector, especialmente a las energías limpias y autosustentables.
Se desconfía, y con justa razón, que muchas cosas cambien, y lo que más se teme, de inicio, es que suba la luz, lo que desataría una cascada de aumentos en tooodo, con el consecuente perjuicio a la sociedad, que no ha visto la suya desde hace mucho tiempo y por lo visto, no verá la luz en el corto plazo.
¿Qué pasará? Sólo el tiempo lo dirá, pero los expertos indican que no será nada bueno, sobre todo para el bolsillo del abnegado pueblo mexicano.
