Madrid, 05 dic (EFE).- Ante la crisis climática, la moda apuesta por políticas de producción responsable con el planeta, porque la moda en el siglo XXI no solo quiere hablar de estilo y tendencias, sino de ética, compromiso y de nuevos hábitos de consumo.
Su huella medioambiental y su alto impacto contaminante la sitúa en el ojo del huracán, pero las empresas no quieren que se les señale con el dedo y ponen un nuevo rumbo hacia una trasformación sostenible.
Así, el grupo Inditex utilizará algodón, lino y poliéster orgánicos antes del 2025 y suprimirá las bolsas de plástico en este nuevo 2020, según ha anunciado en la Junta General de Accionistas.
«Queremos convertir Inditex en una empresa plenamente sostenible en todos los aspectos», ha subrayado el presidente de la compañía, Pablo Isla.
Pero no es la única acción, este grupo empresarial gallego junto a una treintena de grupos y firmas del sector, entre ellos H&M, Adidas, Prada, Stella McCartney, Chanel, Prada, Gucci, Burberry, Carrefour o Yves Saint Laurent tienen ya un pacto de coalición con el que buscan reducir el calentamiento global, restaurar la biodiversidad y proteger los océanos.
Estas empresas, que reconocen el peso económico de su industria, que genera 1,5 billones de euros (1,6 billones de dólares) anualmente, pero también el ser una de las que más impacto tienen en la naturaleza, establece utilizar energías cien por cien renovables y eliminar el plástico de uso único.
JAVIER GOYENECHE, PIONERO EN LIMPIAR EL FONDO MARINO
Javier Goyeneche, fundador y presidente de Ecoalf, fue uno de los primeros en adquirir un compromiso con el medioambiente. Esta firma nació con vocación de ser una empresa de productos sostenible reciclando redes, algodón, lana o neumáticos que estaban en el mar.
«El cambio climático es un problema real», ha dicho a EFE Goyeneche, quien recuerda que se tiran al mar «más de 8 millones de toneladas» de basura cada año y «a este ritmo habrá más plástico que plancton».
A Goyeneche le frustraba el uso excesivo de los recursos naturales del mundo, y para ello decidió limpiar el fondo marino y convertir esa basura, en una hilo de gran calidad, algo que en términos de consumo energético y emisiones de CO2 tiene un impacto mucho más bajo comparado con la producción convencional.
H&M, que el pasado año recogió 20 649 de toneladas de textiles para su reutilización y reciclaje -lo que representa el equivalente a 103 millones de camisetas-, acaba de lanzar una nueva línea de negocio que habla de sostenibilidad: el alquiler de ropa, con la idea de cambiar el moda de fabricar y consumir ropa.
Mango también se sube al carro y ha lanzado una colección cápsula con algodón orgánico o reciclado y tintes de origen vegetal, y el pasado mes de junio la firma Chanel anunció su participación en la empresa Evolved by Nature, pionera en la llamada seda ecológica con lo que busca reemplazar los aditivos sintéticos.
Desde hace tiempo, la firma Levi’s se ha marcado el objetivo de recudir hasta el 96 por ciento del agua que se utiliza en el acabado del pantalón vaquero. Además de fabricar el tejido vaquero utilizando menos agua con lo que ahorra más de 1800 millones de litros y recicla casi 130 millones más con sus nuevas técnicas.
Es de sobra conocido el compromiso que mantiene Stella McCartney con el medioambiente. Y con esa conciencia acaba de lanzar al mercado su versión de las icónicas Adidas, Stan Smith, fabricadas con materiales veganos.
Gabriela Hearst, la firma uruguaya, en la que ha invertido recientemente el grupo LVMH, es otras de las pocas marcas de lujo que se preocupa por el planeta y trabaja en prendas de largo recorrido, para toda la vida.
Es posible comprar prendas bien hechas, siguiendo el ejemplo de costureras, sastrerías, abuelas y madres que se encargaban de coser la ropa hasta que a finales del siglo XX apareció el fast fashion, una manera de consumir ropa y malgastar los recursos.
Las industria de la moda toma conciencia y apuesta por procesos sostenibles y una ética más respetuosa con el planeta. EFE
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