Guadalajara (México), 7 dic (EFE).- Entre los ríos de gente que circulan por la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, un hombre de gran vitalidad camina a contracorriente. Es el maestro Ramakrishna, quien ha cruzado medio planeta para proponer a los mexicanos un nuevo estilo de vida, el del yoga.
La India es el país invitado este año en el festival de literatura en español mas grande del mundo, celebrado en la capital del occidental estado mexicano de Jalisco, donde ha enviado una rica delegación de escritores, editores, artistas y conferenciantes para dejar bien alto el listón como el primer país asiático en visitar la FIL.
Con un punto rojo en la frente, conocido como bindi, Ramakrishna observa estupefacto el ajetreo a su alrededor. Aunque se trata de una feria del libro, las prisas, el ruido y los locales de comida rápida propios de una evento de gran magnitud le perturban.
«La naturaleza de nuestra mente es como un mono. Salta de aquí para allá. Por eso necesitamos la meditación, para dejarla en un estado de calma». Así de didáctico se expresa en conversación con Efe el maestro de yoga, encargado de impartir una charla sobre esta práctica ancestral.
Con la llegada de la delegación india, diversas publicaciones, charlas e incluso clases de yoga han llegado a la FIL Guadalajara, que desde hace años se reinventa ofreciendo contenidos de interés humano más allá de lo puramente literario.
Con una teatral gesticulación de manos y brazos, Ramakrishna cuenta que su centro de yoga, ubicado en Bangalore, en el sur de la India, se convirtió en 2002 en el primero en recibir el estatus de universidad, donde se enseña y se investiga el yoga.
«El yoga es una forma de vida, un arte que sirve para mantener la salud, la felicidad y la armonía», explica el maestro, quien encomia la capacidad de la meditación para «unir a la gente», como los indios y los mexicanos.
La clave para alcanzar la «realización personal» que ofrece el yoga no está tanto en las imposibles posturas sino en la forma de respirar. «Si ralentizas la respiración, calmas la mente y sufres menos», sostiene el maestro.
Ramakrishna observa con satisfacción las estanterías de la FIL que exponen libros sobre el yoga, cuyo origen se vincula con el dios hindú Shiva, e invita a los mexicanos a abrazar esta práctica: «Todo este estilo de vida de pizzas, hamburguesas, obesidad y poco ejercicio no es bueno. No hay otra alternativa que el yoga».
EL PABELLÓN DE LAS NUEVE ESCRITURAS
Al entrar al recinto de la feria, los visitantes quedan boquiabiertos por un grupo de gigantes letras de colores pertenecientes a nueve escrituras distintas que existen en la India y que cuelgan del techo de la FIL.
Se trata del pabellón del país invitado de este año, que ha traído representantes de una decena de editoriales indias y una treintena de autores, de los que destacan Advaita Kala, Amish Tripathi, Anushka Ravishankar y Arun Gandhi, quinto nieto de Mahatma Gandhi.
«Aceptamos esta invitación porque la proyección de la literatura india en esta parte del mundo no ha estado al nivel que debería. Esta es una buena oportunidad para proyectar nuestras tradiciones literarias y lingüísticas», cuenta a Efe Kumar Vikram, responsable de proyectos de la delegación india.
El también editor de la National Book Trust, la editorial pública india, subrayó que el país asiático cuenta con 22 idiomas oficiales reconocidos constitucionalmente y cerca de un centenar de dialectos, cada uno con una «larga y rica tradición literaria».
Pero la literatura india todavía afronta retos para acceder al mercado latinoamericano y el objetivo de la delegación es que las editoriales mexicanas apuesten por la India. «Los libros están preparados, las traducciones al español también, solo faltan los editores», expresa.
La esperanza no hay que perderla, dado que la semilla de la relación literaria entre estos países separados por 15.000 kilómetros fue plantada hace décadas por el célebre poeta mexicano Octavio Paz, premio Nobel de Literatura 1990, quien fue embajador en la India entre 1962 y 1968 y un enamorado de la mitología hindú.
Aunque Vikram ve otro punto en común con las tierras mexicanas que lo acogen estos días.
«Lo primero que encontré aquí es que en la India es muy fuerte la institución familiar y en México también es un aspecto importante de la cultura. Esta es una conexión muy fuerte», sostiene. Además del yoga, claro.