Don Cucurulo, señor de edad madura, se dirigió a su atributo de varón y le reclamó con acento lamentoso: «¿Por qué te moriste antes que yo, si somos exactamente de la misma edad?». Celibardo, vecino de lugar pequeño, fue con el único médico que había en el poblado. Le dijo: «Mi esposa padece de retortijones. No pudo venir, porque ahora tiene el dolor, pero me envió a pedirle una receta para su malestar». Prescribió el facultativo: «Mañana, cuando cante el gallo, dele una de estas píldoras. Y a la llegada del lechero, que supongo es la hora en que despierta su señora, póngale una lavativa de agua tibia». Al día siguiente el facultativo buscó a Celibardo y le preguntó si había aplicado el tratamiento. Dijo el hombre: «Batallé algo para hacer que el gallo se tragara la píldora, pero donde realmente tuve problemas fue al ponerle la lavativa al lechero». Se toparon en la calle dos amigos que hacía tiempo no se veían. Uno le preguntó al otro: «¿A qué te dedicas ahora?». Respondió el otro, satisfecho: «Soy asistente personal de Pomponona Tetonina, una vedette de carpa. Por 100 pesos diarios la ayudo en su camerino a vestirse y desvestirse». «¿100 pesos? -se sorprendió el amigo-. No es mucho». «Ya lo sé -admitió el otro-. Pero no puedo darle más». La expresión «Ya chole», tan usada por López Obrador, es indicativa de su prepotencia, y muestra desdén por las personas en relación con las cuales la utiliza. Ahora la empleó contra los movimientos feministas que con sobra de razón protestan por la designación de Félix Salgado Macedonio como candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero. Desde luego la postulación de ese impresentable individuo, que afronta varias denuncias por abuso sexual, ha de atribuirse principalmente a AMLO, sin cuya venia no habría sido posible que Salgado recibiera la candidatura. El tabasqueño sabe que las protestas feministas ni siquiera rozan la estructura electoral que él cuida, a donde tales demostraciones no llegan. Así, las voces de protesta se pierden en la indiferencia del jerarca de la 4T. Con un «Ya chole» despectivo y arrogante seguirá respondiendo López Obrador a quienes le señalan sus yerros y omisiones. No tenemos un presidente democrático: sufrimos un monarca absolutista. La joven esposa se presentó a la consulta del doctor Duerf, analista. Le dijo: «Vengo porque sufro de agotamiento corporal». El psiquiatra se sorprendió: «Creo que se equivocó de consultorio, señora. Lo que usted necesita es un médico». «No, doctor -repuso ella-. Quiero que vea a mi marido. Tiene doble personalidad, y las dos personalidades quieren todos los días». En la rueda de amigos comentó Babalucas, orgulloso: «Le compré a un tipo un anillo con un diamante grande para regalárselo a mi novia». Preguntó, suspicaz, uno de los amigos: «Y el diamante ¿es auténtico?». Replicó el badulaque: «Pues si no lo es entonces el tipo me robó 500 pesos».
Dulciflor, la secretaria de don Algón, le avisó a su mamá: «Esta noche llegaré tarde a la casa, mami. Ayer cometí un error en la oficina, y mi jefe quiere que lo cometa otra vez». Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, sorprendió a su esposo don Sinople en apretado trance de erotismo con la mucama de la casa. «¡Te me largas!» -gritó con iracundia. «Sí, señora» -dijo, humilde, la muchacha. Le indicó doña Panoplia: «A ti no te lo estoy diciendo». En la visita a su ginecóloga recibió Florilí una noticia interesante: estaba embarazada. «No me lo explico -acotó desconcertada-. Lo único que ha hecho mi novio es mirarme». Opinó la ginecóloga: «Pues debe tener una mirada muy penetrante». FIN.
MIRADOR.
Por Armando FUENTES AGUIRRE.
Variaciones opus 33 sobre el tema de Don Juan.
Cae la tarde.
La torre del palacio de Don Juan se refleja en las aguas del Guadalquivir.
En su sillón frailero el sevillano evoca a las mujeres a las que sedujo.
-Doña Elvira -recordó-. Y añadió luego:
-Cayó.
Seguidamente trajo a la memoria a doña Sol, y dijo también:
-Cayó.
Después doña Ana se le presentó en el recuerdo. Y dijo con igual orgullo el sevillano:
-Igual cayó.
En la tertulia de los jueves están ahora reunidas doña Ana, doña Elvira y doña Sol.
En la conversación sale Don Juan.
Las tres sonríen y dicen a la vez:
-Cayó.
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS.
Por AFA.
«. Descenderá más la temperatura.».
Ese fenómeno entiendo,
y lo explico de este modo:
la realidad es que en todo
hemos ido descendiendo.