Un voto por MORENA, es un voto contra México… Desde antes que México tuviera ese bello y resonante nombre, quienes habitamos su extenso territorio hemos estado acostumbrados a vivir bajo un poder central. Primero fue el de los tlatoanis, señores a los que sus vasallos veían como a dioses, y que en la Mesa Central comían pescados que esa mañana habían sido peces en el lejano mar. Luego, tras el encuentro de dos mundos que todavía no acaban de encontrarse, tuvimos virreyes cuyos súbditos no tenían otro destino que el de callar y obedecer. En seguida vivimos días efímeros bajo efímeros emperadores y alguna alteza serenísima. Después vinieron años de república poco republicana que culminó en un largo despotismo ilustrado, el porfiriato, que dio paz y progreso a este país, y que cayó no por la fuerza de una revolución que tenía poca fuerza, sino por haberse enemistado con el vecino de al lado, el lado norte. Vino a continuación un brevísimo lampo democrático —Madero— que duró menos que el idealismo que lo inspiró, al que siguió un período sangriento en que los hombres del poder se asesinaban unos a otros a la voz de quítate tú para ponerme yo. A eso se le ha llamado la Revolución Mexicana, batalla campal que habría durado eternamente de no ser porque dio origen a la formación de un partido que ejerció otro largo despotismo ilustrado que igualmente dio paz y progreso a este país. Vino a continuación otro breve e ineficaz período democrático que acabó en un sexenio de corrupción rampante que nos hizo avergonzarnos de nosotros mismos, e indignarnos. Esa vergüenza y esa indignación trajeron consigo un rayo de esperanza que bien pronto se apagó en medio de la desilusión y enojo de los ciudadanos conscientes, por causa de la ineptitud y el autoritarismo de quien encabezó una transformación que nada ha transformado sino en las palabras, y que en los hechos ha destruido mucho. La democracia le dio poder, y está usando ese poder para destruir a la democracia. Nos toca ahora a los mexicanos levantarnos contra el poder omnímodo de un solo hombre, y evitar por medio de nuestro voto la destrucción de la República democrática y la instauración de una dictadura populista que ya está amenazando desde ahora con prolongarse más allá de lo que marca la Constitución, también amenazada. Nuestra oportunidad de salvar a este país llegará el próximo 6 de junio. En esa coyuntura crucial y decisiva un voto por MORENA, es un voto contra México… “¿Te gustó?”. Esa pregunta le hizo ansiosamente el joven Impericio a su flamante esposa después de terminado el primer trance de amor en la noche de bodas. Respondió ella: “Mira: si esto fuera programa de televisión yo ya habría cambiado de canal”… El guardián del cementerio se asombró al ver un insólito espectáculo. Una señora abanicaba con afán la losa de una tumba. Le preguntó qué hacía. Explicó la mujer: “Cuando ya se iba de este mundo mi esposo me hizo prometerle que antes de buscar novio esperaría al menos a que se enfriara su tumba”… En el asiento de atrás del automóvil la linda chica le preguntó a Babalucas: “¿Vas a usar alguna protección?”. De inmediato el pavitonto le puso los seguros a las puertas del coche… El pingüino de la Antártida le dijo tiritando a su compañero: “No me importa el qué dirán. Tengo un frío de la tiznada”… Llevaba dos meses de casado y se veía flaco, ojeroso, agotado, exánime, escuchimizado. Un amigo suyo se preocupó: “¿Por qué te ves así?”. Con voz apenas audible explicó el lacerado: “Mi esposa trabaja en la sala de lactantes de una clínica de maternidad, y cada vez que hacemos el amor me da palmaditas en la espalda para que repita”… FIN.
MIRADOR
Anoche le di serenata a mi esposa.
No se la di como cuando éramos novios, yo en la calle, solo con mi guitarra, y ella en su balcón. La serenata se la di en la sala de nuestra casa, ella en su sillón y yo en el mío.
La guitarra no suena ya como antes, y tampoco yo, pero aun así le canté las canciones que hace ya casi 60 años le canté. ¿Qué canciones son ésas? Te lo voy a decir. Son antiguas canciones saltilleras que aprendíamos de labios mismos de sus compositores: “Eres la inspiración de mi vida, de mi vida que es para ti…”. “Como un sol tempranero radiante de luz, así, niña adorada, así has llegado tú…”. “Quisiera ser rayo de luna que inspire en tus ojos destellos de amor…”.
Con una suave sonrisa ella me oyó cantarle las canciones de antes, la canciones de siempre. Cuando acabé la serenata le dije: “Te quiero”. Me dijo ella: “Yo también”.
Es la canción de antes. La canción de siempre.
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS
“…México abandona la evaluación escolar…”
Nos dirán no en un susurro,
sino con gran vozarrón:
“Párense en aquel rincón,
y con orejas de burro”.