Un voto por Morena, es un voto contra México… La vida ha sido para mí una bella amante, generosa y pródiga. Me ha entregado todos sus encantos, me ha brindado sus goces y sus gozos. A veces —lo digo ahora que no me está leyendo, pues escribo esto de madrugada, y ella se levanta ya tarde—, a veces, digo, la vida se ha distraído y ha dejado que caiga sobre mí alguna pena, un dolor o sufrimiento, pero eso es parte de la común herencia de los hombres, y lo recibo, si no con la paciencia y resignación del santo Job, sí con un asomo de estoicismo que quizá no llega a filosófico, pero que alcanza por lo menos la mexicana condición del “Ni modo”, o el suspirante “Sea por Dios”. Jamás, sin embargo, me formaré ante la ventanilla de quejas a la vida. Me ha tratado injustamente, sí, pero por darme más de lo que merezco, y más, mucho más de lo que necesito. Cuando nos despidamos le diré a la vida: “Fuiste a toda madre conmigo. Déjame darte un último abrazo”. Entre los muchos dones que de esa hermosa —e impredecible— dama he recibido está el de los amigos. Muchos tengo, y muy buenos; leales y constantes todos. En ocasiones —mea culpa— he dejado que la yerba crezca en el camino de la amistad, pero cuando vuelvo a encontrarme con el querido amigo es como si ayer mismo hubiésemos estado juntos. Diré el nombre de uno de esos amigos, entre los mejores: José María Fraustro Siller. Es ingeniero por profesión, y hombre de bien por vocación. Nos conocimos en tiempos de Universidad. Él llegó a ser rector de la Autónoma de Coahuila, y en su rectorado la institución alcanzó alturas de excelencia. Conciliador, pero al mismo tiempo firme en la práctica de sus principios; eficiente administrador, funcionario laborioso e íntegro, es ahora candidato priísta a la alcaldía de Saltillo. La encuesta realizada por el periódico local Vanguardia, atinado siempre en sus pronósticos políticos, lo pone muy arriba en la preferencia de los ciudadanos. Cuenta Chema, además, con la ventaja que le da el magnífico trabajo que el gobernador Miguel Riquelme ha hecho al frente de la administración estatal, reconocido y encomiados por todos, incluso por la oposición, más la labor igualmente bien calificada de Manolo Jiménez, el actual alcalde saltillense, quien ha cumplido también una gran tarea de beneficio a Saltillo. En José María Fraustro Siller tendrá mi ciudad un presidente municipal serio, trabajador, con amplia experiencia administrativa y libre de influjos ajenos a Coahuila. Yo votaré por él, naturalmente. Y no sólo porque es mi amigo, sino sobre todo porque es el mejor candidato. Por el bien de Saltillo daré mi voto a Chema. Si no lo hiciera la vida me lo reclamaría. Y Saltillo también… Doña Cirquita —se llamaba Circuncisión por haber nacido el día primero de enero— fue a confesarse con el señor cura don Arsilio. “Acúsome, padre —le dijo— de que un hombre me abrazó y besó lleno de pasión”. El párroco se asombró, pues la penitente, a más de célibe, era de bastantes calendarios. Le preguntó. “¿Cuándo sucedió eso?”. Respondió ella: “Fue hace 60 años. Tenía yo 20”. Inquirió, atónito, el buen sacerdote: “¿Y por qué vienes a confesarlo ahora?”. “Ay, padre —suspiró Cirquita—. Es que de vez en cuando me gusta recordarlo. Y mañana regresaré a contarle la segunda parte”… El científico especializado en genética les mostró su laboratorio a las señoras del Club de Damas. Les dijo: “Logramos cruzar una gallina con una pava, para que ponga huevos más grandes. La llamamos Gapa; ga por gallina, pa por pava. Ahora estamos cruzando una culebra con un loro, para que el reptil hable. Lo único que nos tiene detenidos es la cuestión del nombre”… FIN.
MIRADOR
A este niño la palabra “Mesopotamia” le parece fea.
No le gusta pronunciarla. Encuentra en ella un son desagradable. Tampoco le gusta escribirla: es demasiado larga.
Cosa muy diferente le sucede con la palabra “Nínive”. Es esdrújula y lleva dos íes. La i es letra amable y suave. El niño piensa que la palabra “Nínive” tiene algo de infantil.
El pequeño reza al pie de su cama las oraciones de la noche y le pide a Diosito que en el examen le toque Nínive.
Cuando llega el día de la prueba el maestro le entrega la hoja. Dice:
“Mesopotamia”.
El niño saca cero en el examen.
Y es que ni siquiera pudo escribir esa palabra.
La culpa no la tiene el niño. Es alumno aplicado.
La culpa la tuvo
Ahora yo tampoco puedo escribir la palabra.
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS
“…Terminan las campañas políticas…”
Ese final reverencio
con alegría singular.
Al fin podremos gozar
de un poquito de silencio.