Me costará trabajo escribir lo que este día voy a escribir. Ominosas palabras son las mías, lo sé bien, cargadas de futuro como el arma de la poesía, según dijo Celaya. ¿Qué es lo que tanto trabajo me costará escribir? Lejos de mí la temeraria idea de mantener en vilo a la República: ahora mismo lo diré. Antes, empero, narraré un par de lenes chascarrillos a fin de preparar al país para leer mis palabras sin estremecerse. Afrodisio Pitongo, hombre proclive a los deleites de la carne, le pedía con insistencia a Dulcibel la dación de su más íntimo tesoro. La muchacha se resistía tenazmente, pero el salaz galán repetía sus instancias. Le preguntaba con untuoso acento: "¿Acaso temes cortarle una flor a la vida?". Respondía Dulcibel: "A la flor no le temo. A lo que le tengo miedo es al fruto". Tanto porfió el obstinado galán que por fin la joven se rindió al asedio. "Está bien -le dijo al seductor-. Pero lo haremos de pie sobre una hamaca". "¿Por qué?" -se sorprendió Afrodisio. Explicó ella: "No quiero que vayas a pensar que soy una mujer fácil". En el teléfono de emergencia se recibió una angustiosa llamada: "¡Por favor, envíen a alguien, policía, bombero o rescatista, a Fresno oriente 412! ¡Acaba de maullar un gato frente a la ventana abierta!". Replicó la encargada: "¿Y por un gato que maulló quiere que vayan allá los rescatistas, los bomberos o la policía?". "¡Sí! -clamó la voz-. ¡Soy el perico de la casa, y estoy solo!". La linda chica le dijo al dermatólogo: "Tengo rozaduras en la parte interna de los muslos". Tras el correspondiente examen dictaminó el facultativo: "Necesita afeitarse más al ras". La muchacha quedó desconcertada. "Lo hago con el mayor cuidado" -aseguró. "Usted no -precisó el médico-. Su novio". Me costará trabajo escribir lo que este día voy a escribir. No se me escapan los grandes yerros que en su Gobierno -lo de "Gobierno" es un decir- ha cometido López Obrador, ni ignoro que si mantiene el rumbo por donde va causará daños graves al país, mayores aún que los que le ha causado ya. Sin embargo me opongo firmemente a cualquier movimiento tendiente a buscar su remoción. En primer lugar no hay condiciones, ni subjetivas ni objetivas, para lograr un intento tan extremo, y en segundo los males que vendrían sobre el país por causa de esa remoción serían considerablemente más grandes que los derivados de la permanencia de AMLO en el poder. Espero que ningún exceso del Presidente me haga lamentar lo que con tanto trabajo he escrito hoy -hasta parece que lo estoy defendiendo-, pero tal es ahora mi punto de vista, y por el bien de México lo mantendré mientras no vea que alguna acción desorbitada de López Obrador pone en inminente riesgo el orden constitucional y la integridad de la Nación. Un avieso forastero cortejó a Maricandela, zagala campesina, la flor más bella del ejido. Valido de su labia citadina logró llevarla a un apartado sitio, y ahí empezó a despojarla de su ropa. Dijo para sí la ingenua joven: "Ha de pensar que tengo calor". Seguidamente el salaz tipo acostó a la cándida muchacha sobre el mullido césped. "Ha de pensar que estoy cansada" -consideró Maricandela. A continuación el forastero empezó a llevar a cabo con pericia el consabido rito natural. Se dijo la muchacha: "Ahora no sé qué está pensando. Y tampoco me importa". Un vecino le preguntó a Pepito cuánto le cobraría por pasear a su perro. Respondió el chiquillo: "Si es chico, 20 pesos. Si es grande, 10". El señor, divertido, le preguntó: "¿Por qué cobras más por los perros chicos que por los grandes?". Explicó Pepito: "Es que en los grandes me monto"… FIN.
MIRADOR
De pronto el tenor empezó a temblar. En algún teatro del mundo un candil estaba cantando.
El gallo nunca deja de cantar. Piensa que si no canta no amanecerá.
El ave canta aunque la rama cruja. Pero si la rama no cruje canta mejor.
"Canta y no llores". Al cantar desafina. "Llora y no cantes".
"El que canta sus males espanta".
Si canto ¿se espantará el coronavirus?
El cenzontle llegó tarde a la repartición de cantos. Ya no había ninguno para él. Desolado le preguntó al Señor: "Y ahora ¿qué hago?". Le contestó el Creador: "Canta, como todos". Por eso el zenzontle imita las voces de todos los pájaros. Canta como todos.
Cantó un cisne, y sin embargo no murió.
Los demás cisnes le torcieron el cuello por atentar contra la tradición.
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS
"…Venden cerveza al triple de su valor…"
La gravedad no se esconde
del abuso que se expresa.
Al triple venden cerveza.
¡Por favor díganme dónde!