Se vieron cara a cara, nuevamente, los dos aspirantes a ocupar la Presidencia del país más poderoso del mundo.
Estuvo a nada de cancelarse el encuentro por la infección de Covid que sufrió el actual mandatario Donald Trump y a las rigurosas medidas de sanidad que se debieron guardar.
El primer encuentro fue un festín digno de mercado, a gritos, sombrerazos e interrupciones, donde los contendientes se cantaron sus verdades, sus debilidades y fortalezas, y hasta se metieron con la parentela.
Pero ahora, la segunda confrontación, fue diferente, ahora sí hubo debate, obligado tal vez porque los candidatos sabían que era su última oportunidad de conquistar al electorado de Estados Unidos.
Pero gran parte del éxito se debió a la moderadora Kristen Welker, la segunda mujer negra en la historia en conducir un debate. Por supuesto que también ayudó la amenaza de silenciar los micrófonos: acabaron las interrupciones excesivas y el diálogo fue fluido.
La gente quiere un cambio, pues el multimillonario empresario convertido en político ha dividido al país con sus palabras y peor aún, con sus alegatos y acciones.
Donald Trump ahora ve en peligro su continuidad, pues Joe Biden ha mostrado ventaja en todas las encuestas habidas y por haber, amén de que ha recibido el espaldarazo público de figuras de su país como del ex-mandatario Barack Obama y de Hilary Clinton.
¿Y por qué el resultado sería tan importante para nuestro país? Pues simple y sencillamente porque somos sus vecinos inmediatos, y por la cercanía que en muchos rubros nos hemos hecho dependientes, como en la economía, por ejemplo, tanto, que el Gobierno de nuestro país cedió a casi todas las pretensiones de EU para la firma del T-MEC, el nuevo acuerdo comercial entre México, Canadá y Estados Unidos que sustituye al TLCAN.
Además, EU se ha vuelto ahora el brazo de la ley, pues allende la frontera hace el trabajo que deberían las autoridades de nuestro país, puesto que ahí ha ocurrido la mayoría de las detenciones de actores políticos y hasta la captura histórica de un General que tuvo durante un sexenio la defensa nacional.
Si las tendencias siguen como hasta el momento, todo podría pasar y Joseph Biden sería el nuevo presidente de Estados Unidos, ese país de sincretismo cultural, formado a base de migrantes, de diferentes ideologías, religiones, colores de piel y culturas, que han hecho grande a esa nación. Esperemos dos semanas para saber su destino… así como el de los mexicanos también.
Por lo pronto, ya todo está escrito, y por primera vez en el país vecino se admitió, aunque no sin reparos, que éstas han sido unas elecciones diferentes.