Venecia (Italia), 28 ago (EFE).- La «magia del cine» y un director japonés, Hirokazu Kore-eda, han hecho coincidir por primera vez en sus dilatadas carreras a Catherine Deneuve y Juliette Binoche, dos iconos del cine francés, en «La verité», la cinta que abrió hoy la competición oficial de la 76 Mostra de Venecia.
La primera producción europea -rodada en Francia- del ganador de la última Palma de Oro de Cannes enfrenta a las dos actrices en un drama madre-hija, ligero y con toques de comedia, que juega con las contradicciones entre realidad y ficción.
«Este encuentro ha tomado dimensión porque ha habido una película para ello, el cine es magia porque hace que nos encontremos», dijo Binoche en la rueda de prensa previa a la gala inaugural de esta noche, mientras que Deneuve aseguró que ha sido «una gran sorpresa tras una gran espera».
La proyección para los periodistas fue acogida con tibieza, pero la expectación en la sala de prensa, abarrotada, era máxima y el equipo fue recibido con entusiastas aplausos.
En el filme, Deneuve interpreta a Fabienne, una vieja gloria del cine, entregada a su profesión, que se aferra a la fantasía y se resiste a confrontar la realidad, incluida la complicada relación con su hija Lumir (Binoche), que vive en Nueva York y decide ir a visitarla unos días junto a su marido (Ethan Hawke) y su hija.
La protagonista de «Belle de jour» aseguró que el personaje no tiene nada que ver con ella. «Interpreto a una actriz pero a la vez tengo la impresión de haber hecho un trabajo de composición, porque el universo de esa actriz y su relación con su hija están muy lejos de mi», señaló.
Binoche, por el contrario, que en la ficción es guionista de profesión, confesó ser, como Fabienne, muy obsesiva cuando actúa. «Pero también cuando cocino me entrego, creo que tener un medio a través del cual expresarse es un privilegio», dijo.
El origen de «La verité», según relató Kore-eda, fue un guion que escribió en 2003. Años después, en 2011, conoció a Binoche y al transmitirle ésta su deseo de trabajar con él, lo retomó y cambió su ubicación.
«Pensé que sería interesante rodar en Francia y necesitaba a actrices que representaran la historia de la industria francesa del cine», explicó el director de «Un asunto de familia», que el año pasado recibió uno de los Premio Donostia del Festival de San Sebastián.
Las actrices hicieron sus aportaciones al guion, en reuniones al cabo de los años en París, Kioto y Cannes, según relataron, en una relación complicada por el hecho de que Kore-eda no habla francés ni inglés, y necesitaban constantemente a su traductora.
«Ha sido una experiencia muy original y compleja», admitió Deneuve en relación al rodaje, pero finalmente eso te lleva a ir a lo esencial, sin charlatanería, estoy contenta pese a la frustración de no poder expresarme abiertamente».
Kore-eda, maestro del drama familiar, pone esta vez el acento en la lucha de una madre y una hija por comprenderse. «Aunque no llegan a una respuesta final en sus dudas, intentan aceptarse la una a la otra, es lo que quería describir, pero hay otros temas, hay magia, hay mentira y podemos decir que la familia evoluciona, se mueve».
Por Magdalena Tsanis