Desconocemos los datos sobre las muertes de coronavirus que ayer por la tarde-noche ofreció el errático Hugo López-Gatell, pero mucho nos tememos, dadas las últimas cifras, que serán más de las 204 que nos separan del Reino Unido, hasta ayer a media tarde tercer país con más decesos por Covid-19 del mundo, aunque sabemos de cierto que las cifras de los británicos son mucho más fiables y certeras que las que nos ofrecen nuestras autoridades sanitarias, ya instaladas en la comodidad de administrar las cifras y traspasar las responsabilidades.
No es errada la jugada, por desleal que sea, de mantener vivo el circo del caso de Emilio Lozoya, para que asuntos graves como las crisis por la pandemia o esa otra de la inseguridad, pasen a un segundo plano en el debate público, pues posiblemente anoche tengamos ya la confirmación de que la propagación del coronavirus nos deja ya como tercer lugar planetario en decesos, mientras que en número de contagios seguimos alejados por 62 mil positivos de Sudáfrica, el quinto país del mundo en los conteos de la OMS y de la Johns Hopkins University.
Para cruzar los datos y ver cómo la gestión de las autoridades nacionales de la pandemia en su territorio sí es reveladora, por más que a AMLO le molesten las comparaciones, la India tiene cuatro veces más casos de personas contagiadas, poco más de un millón 630 mil, con poco más de diez mil fallecidos menos, lo que hace especialmente cuestionable lo que dijo el presidente ayer que él ‘usará el cubrebocas cuando se termine la corrupción’, en nuestro país.
En vano se montan iniciativas desde la oposición o desde la llamada sociedad civil para que por la vía judicial, como pasó en Brasil, se obligue al mandatario a protegerse del contagio, para proteger a los que tienen trato cercano con él, pero sobre todo para dar un mensaje claro a una sociedad que pese a la gravedad de las cosas tiene entre sus filas a millones de personas que siguen creyendo aquello que dijo AMLO de que ‘nuestra fortaleza’ nos hace inmunes a infectarnos.
Ya instalados en el tercer lugar de muertes, con una caída brutal del PIB, y en medio de una crisis de magnitud antes desconocida, lo que seguramente será la noticia de esta mañana, o que pasará no antes de que pase este fin de semana, pues el Reino Unido tiene semanas con datos a la baja de nuevos casos y muertes, ya podemos dar con el denominador común de por qué la mortandad en nuestro país es particularmente elevada.
Y es que contando con que Boris Johnson, el premier británico es un conocido populista, los países que quedan liderando el poco honroso podio de los tres países con más decesos son, a saber, los Estados Unidos de Donald Trump, el Brasil de Jair Bolsonaro y el México de AMLO.
Que cada quien, si no anda distraído en el circo, compruebe los datos y saque sus propias conclusiones.