Triste y decepcionante es ver hoy el testimonio fotográfico que se plasma en las páginas de este Diario, pues fue una jornada de inmunización de lo más desairada.
Los centros de vacunación lucieron desolados, pues las personas de 30 a 39 años decidieron, por los motivos que sean, perder la oportunidad de ser inoculadas contra el temible Covid-19.
Lo lamentable es que de por sí fue un poco complicado empezar el proceso de vacunación a nivel nacional, y cuando se tiene la oportunidad se desperdicia, pues mientras se baja el rango de edad para ser inoculado, el interés va disminuyendo.
Los treintañeros deberían estar enterados de que la mayor parte de la ocupación hospitalaria en Aguascalientes, y prácticamente en todo el país, es precisamente de gente menor de 40 años, quienes en gran porcentaje requieren cama con ventilador y no todos logran salir de tan delicada condición de salud provocada por el virus, y que con la vacuna disminuye el riesgo de contagio y de complicaciones.
Pero no, y por la apatía de los treintañeros, a los cuales se les han dado todas las facilidades, es que somos, una vez más, referente nacional, pues las imágenes de los centros de vacunación prácticamente vacíos inundaron las redes, y no se puede creer que se desperdicie semejante oportunidad.
Las personas de este rango de edad son un verdadero caldo de cultivo para transmitir la enfermedad, pues por ser jóvenes están en plena etapa productiva, asisten a sus empleos, necesario, pero también acuden a fiestas, a antros, a playas y, por supuesto, sin las debidas precauciones sanitarias, tan necesarias en estos tiempos de pandemia.
Lo malo es que si se contagian, aunque podrían librar la infección por su edad, no baja el riesgo de que ellos puedan transmitir el coronavirus en su entorno, en el que seguramente hay senectos y niños, los sectores más vulnerables.
Caso contrario ocurrió con personas de la tercera edad, a quienes no les importó el frío, el calor, la lluvia, las enormes filas que tuvieron que hacer por varias horas, y dos veces, una para sacar ficha y la otra para ser inmunizados, todo eso lo pasaron por alto con tal de recibir lo que podría significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Hoy será la última jornada de vacunación para el rango de 30 a 39 años de edad y el acudir o no marcará la diferencia para contener esta tercera ola de Covid-19 que, como ya lo vemos, llegó para quedarse.
Ojalá que se tomen los treintañeros en serio el riesgo de contraer la infección y que se vacunen, si no por ellos, sí por los que los rodean, pero principalmente por los que no tuvieron la oportunidad de hacerlo, pues ya son parte de la estadística fatal: más de 3,500 muertos.