Vaya polémica se ha armado entre el presidente López Obrador y los familiares de desaparecidos y colectivos de búsqueda, quienes se
traen un regateo por las personas no localizadas en el país. El Gobierno federal dice que sólo hay 92 mil desaparecidos en el
país, pero los afectados por la ausencia de un ser querido dicen que son mínimo 200 mil las personas no localizadas. Muchas desapariciones, afortunadamente, son protagonizadas por personas que con total conciencia se van de sus hogares y la familia
de inmediato las busca y al cabo de un tiempo las encuentran sanas y salvas. Esos, son finales felices. Pero las personas de las que no se vuelve a saber de ellas, ¿dónde están? En muchas ocasiones se teme, y con justa razón, que fueron víctimas de bandas criminales que se dedican a eso y que ya ni siquiera viven. Este fenómeno, aunque no es nuevo, es ahora que alarma porque las personas, por decenas, desaparecen sin dejar rastro alguno. Son hombres y mujeres, de todas las edades, a las que de un momento a otro ya no las volvieron a ver. Desde hace años hay una leyenda urbana que dice que los menores de edad eran desaparecidos para extraerles los órganos, cosa
que nunca pudo ser comprobada, pero eso y más se piensa cuando alguien desaparece de la faz de la Tierra. Y ahora se cuenta con un arma eficaz que coadyuva a la localización, como son las redes sociales y la impresionante visibilización de este y otros temas, pero aún así no ha sido suficiente. Aguascalientes lamentablemente no está exento de este gravísimo problema y son muchos los hidrocálidos a los que se les perdió el rastro de la noche a la mañana; incluso hay casos donde la desaparición ocurrió hace años y los desaparecidos, ni sus luces.
Ahora bien, el problema no son las cifras, los números duros, el verdadero problema es que no están. Muchos temen lo peor, pero dicen que lo más terrible es la incertidumbre de no saber dónde está su ser querido, si está vivo o muerto, si pasa hambre o frío. Y si lo mataron, saber por qué, quiénes, cuándo y, sobre todo, dónde están los restos para poder despedirlos y darles una digna y cristiana sepultura.