Por Erick Cortés.- No es difícil encontrar especies “nuevas” en el mar. Lo difícil es llegar a donde se encuentran.
“Desde pequeño, pensaba que la última frontera por explorar eran las estrellas, por eso decidí estudiar ingeniería aeronáutica, pero el día que aprendí a bucear me enamoré de los océanos y decidí dejarlo todo para volverme piloto de sumergibles y poder ver con mis propios ojos este planeta oculto bajo las aguas”, cuenta el explorador español Héctor Salvador.
Hasta el 2019, más personas habían viajado a la Luna que al fondo de los océanos, lo que evidencia lo poco explorado que ha sido el mundo marino; y por lo cual, aún son desconocidas la mayoría de las especies que lo habitan, pero también el tamaño del impacto ecológico de la humanidad.
“Me parte el corazón que en cada inmersión que hemos realizado, no importa lo lejano del sitio, siempre encontramos huellas de la actividad humana”, cuenta Salvador, quien no sólo ha podido encontrar especies desconocidas, sino también basura y plásticos en los lugares más profundos.
Eso mismo encontró el exmilitar Víctor Vescovo cuando llegó al fondo de la Fosa de las Marianas, el sitio más inaccesible del planeta —con más de diez mil metros de profundidad—. Allí, logró filmar especies nunca antes vistas que de algún modo se las arreglan para sobrevivir en la oscuridad total y bajo una presión mil veces más intensa que la presión atmosférica en la superficie, y tres veces mayor a la presión que aplastó al submarino OceanGate en el 2023.
Peces largos con grandes ojos negros, plantas similares a hongos con piel como de medusa que parecían reaccionar a la luz de la cámara, anguilas y peces sin aletas que se movían con una larga cola similar a un flagelo, fueron algunas de las especies que se pudieron filmar nadando entre basura y plásticos en el fondo.
Hoy, es la expedición Ocean Census quien ha dado un paso más en la exploración marina, descubriendo unas cien nuevas especies que habitan en las aguas de Nueva Zelanda, a unos 4,800 metros de profundidad.
«Hemos visitado muchos hábitats diferentes y descubierto toda una serie de especies nuevas, desde peces a caracoles, pasando por corales y pepinos de mar: especies realmente interesantes que van a ser nuevas para la ciencia», dijo Sadie Mills, co-directora de la expedición.
En cada expedición, recolectaron unas 1,800 especies de la fosa submarina Bounty, entre las que se cuentan decenas de moluscos, tres peces, un camarón y un cefalópodo que hasta hoy eran desconocidos; siendo el más llamativo para los científicos una nueva especie de coral o un organismo viviente desconocido, que en un principio se creyó era un anémona marina o una estrella de mar.
«Podría tratarse de un grupo completamente nuevo fuera del octocoral. Si es así, se trata de un hallazgo significativo para las profundidades marinas y nos ofrece una imagen mucho más clara de la biodiversidad única del planeta», dijo Michela Mitchell, taxónoma de la Red de Museos del estado australiano de Queensland.
A diferencia de expediciones anteriores, Ocean Census logró recolectar muestras de estas especies para examinarlas en laboratorios terrestres. «Cuando hayamos examinado todos nuestros especímenes, habremos superado las 100 especies nuevas», dijo Alex Rogers, jefe científico de Ocean Census y co-director de la expedición.
La expedición Ocean Census fue impulsada por una alianza científica global creada por la Fundación Nippon (Japón) y la Fundación Nekton del Reino Unido, quienes se han propuesto acelerar el descubrimiento de la vida marina, fomentar su protección y trabajar en su conservación.