Aguascalientes.- Alimentos y bebidas “chatarra” son los más buscados por precio y practicidad, sin importar las repercusiones a la salud al no aportar valores nutricionales y propiciar la obesidad.
Su consumo inicia desde la infancia, en ambientes familiares y escolares, de manera que se encuentran muy arraigados, contribuyendo -según datos de la Academia Mexicana de Medicina de 2012- a que siete de cada 10 adultos y uno de cada tres niños presenten sobrepeso, obesidad y obesidad mórbida.
En México, el consumo de comida “chatarra” se vincula con recompensas y con la convivencia, lo que se refuerza con la mayoría de la oferta de alimentos afuera de las escuelas.
Son los más buscados porque se consideran prácticos, rápidos, baratos, aunque de poca calidad, señalan académicos de la UNAM.
El consumo de alimentos “chatarra” y refrescos entre jóvenes se inicia desde la infancia, en ambientes familiares y escolares, y se relaciona con ocasiones festivas, por lo que se privilegian por encima de los valores nutricionales, dijo la integrante del Centro de Estudios de la Comunicación de la UNAM, Carola García Calderón.
Existen tres tipos de alimentos que desencadenan respuestas de aceptación en el cerebro: los dulces, los salados y los grasientos, que además son adictivos. La industria de alimentos los diseña para que duren más tiempo y la publicitaria busca generar el deseo de consumirlos; estos objetivos no van dirigidos a satisfacer necesidades nutricionales.
Además, los hábitos y horarios de alimentación en las zonas urbanas (donde la producción de alimentos está industrializada) han creado un ambiente obesogénico, que se traduce en un problema de salud pública.
La imitación de modelos de consumo y estilos de vida de Estados Unidos ha influido en gran medida a México, y esto contribuye a la modificación de patrones alimentarios. A ello se suma que desde los años 80 se ha incorporado e incrementado la “comida rápida” a la dieta del mexicano.
La variedad de sitios de venta hace accesibles estos productos para amplios sectores y la publicidad fomenta la idea de que lo nutritivo no es tan importante, sino lo divertido, sabroso o de buena textura. Las principales características de la comida “chatarra” son precios accesibles, conservadores, etiquetado llamativo y su sabor.