Dicen los mayores, y lo dicen con razón, que nunca hay que gozar, burlarse menos, de las desgracias ajenas, aunque hay ocasiones en que estos descalabros en otra cabeza suenan a justicia divina y uno no puede evitar sentir, aunque con mala conciencia, que algunos se lo tienen más que merecido, como es el caso de los hoy desesperados revendedores, que andan de capa caída luego de que la suspensión de la Feria les significó un importante quebranto económico.
Como si lo suyo fuera legítimo y no un crimen vil, andan lamentándose, los que compraron boletos del Palenque, porque de los toros no alcanzaron porque éstos nunca salieron a la venta por falta de carteles, de que tuvieron que “invertir” en contratar a los sujetos que hicieron filas para acumular boletaje, y quién sabe si no a alguno desleal que desde dentro les facilitó el acceso a esas entradas, buscando que la empresa les devuelva el importe que ellos pretendían multiplicar a través de su industria ilícita.
Ya les pasó, aunque con menos pérdidas, cuando en el 2009 el 26 de abril, antes de la mitad de la Verbena, también por motivos de salud, se ordenó suspender los festejos y también entonces se lamentaron y se dijeron maltratados del destino, aunque lo cierto es que quienes así obran pueden tener la seguridad que en la próxima Feria, de este año o ya hasta abril del entrante, tendrán manera de resarcir sus pérdidas y volver a ganar dinero de manera ilegal.