Hondo pesar causó en un sector muy importante de la población el fallecimiento del bienquerido Max, por lo que tan luego como se supo a través de HIDROCÁLIDO e INFOLÍNEA la triste noticia, amigos, familiares y clientes se volcaron en su funeral para despedirlo y ocurrirá lo mismo al mediodía de este miércoles cuando se le despida con una misa de cuerpo presente en el templo de Guadalupe.
Personaje emblemático de Aguascalientes, comerciante visionario y amigo de las miles y miles de personas que por las noches llegaban a su lonchería para calmar el hambre, Max, como era mejor conocido Justino Ponce Muñoz, reunió en sus funerales a personas de todas las clases sociales y de todos los rumbos de la ciudad, pues su servicio fue degustado y disfrutado por miles de clientes de diversas generaciones.
Doña Marisela Salas, su esposa, y sus hijos Antonio y Manuela Ponce, fueron acompañados y reconfortados por los clientes y la gente que hizo amistad de la buena con Max, pues luego de que se abrió la capilla ardiente comenzaron a desfilar por la sala de velación los amigos y las personas que lo conocieron, hicieron amistad y que admiraron a Justino por su don de gente y por la calidad de sus tortas, quesadillas, malteadas y sus preparados que convirtieron a su establecimiento en la mejor lonchería nocturna de todo Aguascalientes.
Max se adelantó, pero con su trayectoria comercial de más de 60 años dejó una profunda huella y no sólo eso, sino también muchas anécdotas, amistades y sobre todo a un muy numeroso grupo de amigos que hicieron obligada la visita a su lonchería los días de fiesta y de farra, pues sabían que los alimentos que ofertaba Justino en su negocio eran “mágicos” por muchas razones.
Por la calidad y el sabor de sus tortas, tacos y quesadillas especiales, pero también por el trato deferente y la plática amena que distinguía las conversaciones nocturnas, la Lonchería Max se convirtió desde muchos años atrás en un referente de los trasnochados y de las personas de paladar fino que degustaban con singular emoción los alimentos que ofrecía Justino en su establecimiento.
“No sabemos qué decisión se vaya tomar sobre la lonchería, primero queremos pasar este trago difícil y doloroso y luego veremos qué es lo que deciden los hermanos y la familia, por el momento lo único que queremos es acompañar y despedir a mi padre como se lo merece, pues fue un padre excepcional y estamos seguros que por el cariño que ha mostrado la gente hacia él, estamos convencidos que también fue un muy buen amigo”, señaló con pesar su hija Manuela, quien al igual que su hermano Antonio y su madre doña Marisela, lucían consternados, pero orgullosos de todo lo que logró en todos los sentidos el buen Max.