México, 10 jun (EFE).- Al menos 400 policías se desplegaron este miércoles en el exclusivo barrio de Polanco en Ciudad de México para evitar actos de violencia durante las protestas de jóvenes que exigieron un alto a la violencia policial y la libertad inmediata de presos que consideran políticos del país.
Poco después del medio día, la oficina de la representación del estado de Jalisco en la Ciudad de México, ubicada en esta zona, se convirtió en un búnker, pues se esperaba la llegada de manifestantes de diferentes organizaciones sociales.
«Estamos exigiendo la disolución de cuerpos represivos, la liberación de presas y presos políticos, el castigo a culpables materiales y toda la línea de mando que ha refugiado estos actos violentos», dijo a Efe un militante del grupo Acción Revolucionaria.
Los jóvenes reclamaron justicia por las muertes del afroamericano George Floyd a manos de la Policía en Mineápolis (EE.UU.) y del mexicano Giovanni López tras ser detenido en el estado mexicano de Jalisco; así como la liberación de la abogada Susana Prieto, quien fue detenida en Matamoros.
Del mismo modo, recordaron los 49 años de la matanza estudiantil del 10 de junio de 1971 conocida como «El Halconazo» o «Jueves de Corpus», considerada la segunda más trágica después de la del 2 de octubre de 1968 en la plaza de Tlatelolco.
Denunciaron que los policías intentaron intimidarlos al llegar. «Desde el metro Polanco hasta acá hay un gran despliegue, hay policías vestidos de civiles. Eso evidencia su naturaleza, la defensa de la propiedad privada y la represión al pueblo trabajador», dijo el integrante del Grupo Acción Revolucionaria.
Este miércoles, el presidente Andrés Manuel López Obrador se declaró en contra de la represión al recordar el «Halconazo».
«No a la represión, ni a estudiantes ni a ningún ciudadano. No a la represión, no a la tortura, no a las desapariciones forzadas, forzosas, no a las masacres, no a la violencia», dijo el mandatario.
Indicó que su Gobierno busca resolver las diferencias de manera pacífica «y que no se utilice al Estado, a las fuerzas de seguridad del Estado para reprimir al pueblo», pues, dijo, «eso no resuelve los problemas; al contrario, los complica».
ANTECEDENTES VIOLENTOS PRENDEN ALARMAS
El pasado 5 de junio, decenas de manifestantes protagonizaron actos vandálicos ante la Embajada de Estados Unidos en la céntrica avenida Reforma de la capital mexicana en protesta por las muertes de Floyd y de Giovanni López.
Los autodenominados «anarquistas» intentaron derribar las vallas metálicas que resguardaban la Embajada de Estados Unidos se liaron a golpes con los policías y causaron diversos destrozos.
Tras esos sucesos, se dirigieron a la sede del Gobierno de Jalisco y a su paso causaron destrozos en comercios y otras propiedades, al tiempo que un grupo de policías golpeó a una joven de 16 años que participaba en la protesta.
El lunes, durante otra marcha por el caso de esta joven, en el centro de la Ciudad de México, manifestantes causaron destrozos y saqueos, lo cual fue condenado por López Obrador, quien propuso la creación de un grupo de paz sin armas para las manifestaciones.
Mayren Padilla, integrante de la organización Izquierda Socialista, aseguró que estos últimos acontecimientos en el país han servido para justificar la violencia policial «que se ha utilizado para mantener el orden social, supuestamente».